
14 de diciembre de 2008
Cine: "My Blueberry Nights"

11 de diciembre de 2008
El "efecto Dorne" ("Crear, ver y leer: en coña pero muy en serio", parte XI)

A los personajes secundarios se les llama así por algo. El autor no tiene -no debe- por qué explicar cada detalle, acción y trauma de TODOS y cada uno de los personajes. Si hace eso, la obra se eterniza y, aunque lo haga maravillosamente bien, el público se echa a temblar cada vez que aparece un personaje nuevo en la trama. Eso sucede porque, al inicio de la obra, se presentan a unos personajes sobre los que el público acabará proyectando sus deseos, frustraciones y expectativas. Hasta cierto punto, esos protagonistas acabarán importando a un público que querrá saber más de ellos. Ahí es donde las tramas de los secundarios empiezan a molestar, porque el tiempo que se les dedica a ellos es tiempo que no se dedica a (o que atrasa el de) los protagonistas.
Por ejemplo, al inicio de "Lost" se nos cuenta que el avión estrellado ha dejado 42 supervivientes. De estos 42, unos 12 son protagonistas, seis u ocho son secundarios y el resto es como si no existieran. A esos seis u ocho secundarios habituales a veces se les dedica un capítulo, como a Rose y Bernard...¿A quién coño le importan Rose y Bernard? Y eso por no hablar de Nikki y Paulo...
Hurley: "Oh, man... Nikki's dead...".
Sawyer: "Who the hell is Nikki?!" ;p
Creo que es un guiño genial de los autores (guionistas) a su público más fiel; que a menudo se pregunta dónde se meten el resto de pasajeros durante los capítulos.
"Dorne", además de servir de nombre a esta teoría, es uno de los emplazamientos de la gran saga literaria "La canción de hielo y fuego", de George R.R. Martin. Eso significa que, desde ya, declaro que he tomado su nombre desde el cariño y, sobre todo, el máximo respeto.Martin concibió inicialmente su obra para ser narrada en tres (gruesos) volúmenes. Sin embargo, en la actualidad estamos a la espera de que publique el quinto -la historia se completará con el séptimo volumen-. Leer a este autor es una gozada, pero ¿en qué momento tu historia se descontrola tanto que duplica su tamaño inicial? En el momento en que empiezas a contarlo TODO, incluso hablar de la vida y milagros de los secundarios. Dorne es un reino que da profundidad y verismo a la obra pero que, narrativamente, está(ba) apartado de la trama de los protagonistas. Actualmente estamos conociendo en detalle los devaneos de los habitantes de Dorne. Quizá Dorne acabe jugando un papel crucial en el final de la historia; en ese caso, pues vale... No es que eso no importe al público, pero...¿algún día se dará el salto temporal que convertirá a los protagonistas niños en adultos? Esa es la expectativa que creó la historia al principio y que se vio frustrada por la inclusión de detalles de personajes secundarios. Bienvenidos al "efecto Dorne" ;p
Otra autora que me fascina es Anne Rice. De cualquier secundario te saca un spin-off merecedor (según ella) de libro propio. Lo siguiente son los cross-overs entre sus propios personajes. Ya cansa. La solución a cualquiera de las variantes del "efecto Dorne" es casi idéntica a la de la teoría de las relaciones interpersonales: cuenta lo que quieras contar sin alargarte en detalles innecesarios. Probablemente la cohesión de la obra lo agradezca.
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Teoría de la muerte de los personajes ("Crear, ver y leer: en coña pero muy en serio", parte X)
Si la ficción tiende a ser una exageración de la vida real y en la vida real muere gente, no es de extrañar que en la ficción se muera "más y mejor". Incluso en la historia más cotidiana de gente de barrio, si le das el tiempo suficiente, se acaba generando alguna línea argumental de thriller con muertos de por medio -que suelen ser lamentables, por cierto; p-.
Las muertes pueden darse por causas naturales: "se ha muerto de viejo". Pero eso no le interesa a nadie, es vulgar y aburrido. Así que no hablamos de morir, hablamos de matar. En las obras se mata a personajes por razones narrativas de peso. Voy a pasar totalmente por alto la rama de ficción fantástica (superhéroes y demás) en la que la existencia de la resurrección (mediante poderes sobrenaturales u objetos mágicos como las bolas de dragón, etc) hace que el público no se tome en serio la muerte de un personaje. Voy a considerar solo las muertes irreversibles.
Una muerte se usa, casi siempre, para que un personaje de la historia evolucione o para que la trama de la obra avance. Realmente son la misma consecuencia ya que, cuando un personaje muere, la trama avanza gracias a que esa muerte deja un vacío físico y emocional en la obra que los demás personajes deben ocupar, superar...es decir, que al tratar emocionalmente con esa muerte evolucionan. En la saga "Harry Potter", Harry entra a tortazos en el mundo adulto al enfrentarse a la realidad de la muerte irreversible de su padrino Sirius -muerte que no tiene mucho valor en sí misma-. En "La Canción de Hielo y Fuego", LA muerte del primer volumen es toda una declaración de intenciones que advierte al público de por dónde irán los tiros en la obra y afecta de modo directo a la mitad del plantel de personajes.
En último lugar, conviene recordar que hay personajes intocables. Obviamente, en "Harry Potter", "Spiderman" o "House" no se puede matar a Harry Potter, a Spiderman ni a House, más que nada porque son los protagonistas y la obra lleva su nombre por título. También hay personajes intocables porque el público los adora y, si les pasa algo -el autor los mata-, son capaces de renegar de la obra entera; consideran esa muerte un salto del tiburón en toda regla. La excepción es querer dar un final a la historia y matar al protagonista al final ("Cowboy Bebop") pues su muerte ES el final y se veta la posibilidad de una continuación.
La excepción de la excepción la dicta la ley del lupanar, porque si el autor -en este caso creo que conviene ser más específico: el editor o productor- detecta que una nueva incursión en la obra/franquicia llenará sus arcas de nuevo, cualquier excusa será buena para hacerlo. Por ejemplo, "Alien 3" es mala pero el final era muy digno, tanto para la saga como para el personaje de la teniente Ripley. Ella moría y, junto con ella, la reina alien... Puedo verlo, debió de ser algo así:
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10 de diciembre de 2008
Cine: "Crepúsculo"

Espero que lo arriba citado sirva para excusar a esta (por todo lo demás) estimable película de su punto débil más evidente: su premisa inicial. A Bella le pone Edward porque sí y a Edward le pone Bella también porque sí. Se aman incondicionalmente, le pese a quién le pese. Hasta aquí bien. Lo malo es que ella es una chica de diecisiete años y él es un vampiro de cien (con apariencia de diecisiete, claro, que si no la atmósfera angsty-teen no funciona). Lo de Bella me lo podría creer: ha conocido a un vampiro interesante y misterioso que, además, está bueno (a eso voy luego ;p) y le presta atenciones. ¡Mola! ¿No? Pero...¿él qué le ve a Bella? Al principio de la peli parece una chica reflexiva y madura (con un par), pero avanza el metraje y se va volviendo cada vez más pava, la típica "chica en peligro". Esto está expuesto casi como una suspensión de credibilidad: en Star Wars existe la fuerza y los sables láser; en Matrix vuelan y detienen balas; y en Crepúsculo los vampiros de cien años se enamoran de adolescentes.
Superado el bache, nos encontramos con una película entretenida y correctamente dirigida. De hecho, los primeros minutos presagian un producto de calidad: Bella correcta; Jake, un encanto; presentación del instituto, interesante...hasta que sale Edward. ¿Dónde ha aprendido a actuar este chico? No es que ella sea la bomba, pero al lado de Edward parece Meryl Streep. Las lentillas que todos llevan hacen mucha pupa (Bella también, en realidad tiene los ojos claros), porque la pupila no se mueve y anula por completo la expresividad de la mirada. ¿Y quién ha dicho que él es guapo? Se supone que es un vampiro cuyo atractivo le hace parecer casi un dios; y este chico...pues como que no. ¿Y los peinados? A los de estilismo les podrían haber dado menos manga ancha; el rubio de Jasper y Carlisle es sencillamente espantoso.
Luego, algunos efectos son más propios de películas asiáticas de los setenta que de una producción americana del siglo XXI...pero esto no es importante: funcionan, la historia no se beneficia pero tampoco se resiente, y asumo que el presupuesto de la película no debe ser para echar cohetes. Eso sí, ¡¡¡que alguien me explique porque no sale ni un solo colmillo en una película de vampiros!!! Aunque a nivel de producción parezca un buen piloto de una serie de televisión o un telefilme de domingo, insisto en que la historia tampoco lo requiere.
La conclusión es que "Crepúsculo" es lo que es: una película que estaban casi obligados a hacer; la demanda del fandom era alta y las entradas estaban vendidas antes incluso de escoger directora. Este tipo de productos ("adaptaciones de", ya me entendéis) acostumbran a ser, hablando claro y mal, una mierda. Fui a verla con esa idea en mente y me llevé una grata sorpresa: a excepción de la premisa de amor incondicional e irracional (original del libro), "Crepúsculo" es una película muy digna con la que pasaréis un buen rato.
1 de diciembre de 2008
Cine: "007 Quantum of Solace"
Listón con el que "Quantum of Solace" se estampa y se deja los dientes. La elección del director, Marc Forster, no presagiaba nada bueno. En su haber se encuentran estimables películas como “Monster’s Ball”, “Buscando Nunca Jamás” o “Más extraño que la ficción”. Cuánta acción, ¿verdad?;p En cuanto a la historia en sí, es una secuela en toda regla y arranca justo después de lo acontecido en "Casino", cuando Bond abate de un disparo en la pierna a Mr. White. Intentando averiguar para quién trabaja White, llega hasta una poderosa organización criminal cuyos tentáculos se extienden por todo el planeta que se llama...¡¡¡Spectra!!! Ja, ja, què va, eso hubiera sido genial. Se llama Quantum, pero a mí no me la dan, seguro que en alguna de las entregas posteriores se cambian de nombre ;p Otro dato de interés es que Bond debe decidirse entre si Vesper era un zorrón de tres al cuarto y pasar de todo o si ella en realidad le quería y... ¡vengarse! Puede sonar tonto, pero la película lo expone de forma parecida.
Tras un villano como Le Chiffre, se intentaba repetir la esencia del tipo corriente pero peligroso con Dominic Greene (Mathieu Amalric). El director le dio una orden directa: "tus ojos son tu mejor arma". Amalric acató la orden. Visto el resultado, supongo que ambos sobreestimaron el poder amenazador de esos ojazos de rana. En cambio, Craig está estupendo. Sus frasecillas son lo mejor de la película (puede permitirse competir con House para el puesto de "cabroncete más chistoso" ;p). Este Bond está siendo todo un descubrimiento y, si la introspección personal que prometía "Casino" no se consigue, no será por culpa del actor. Judi Dench, como M, es sólida sin dejar de ser cercana. La relación entre ambos es lo más interesante que ocurre en "Quantum of Solace". Olga Kurylenko (Camille) sigue el patrón marcado por Eva Green (Vesper Lynd) y construye un personaje fuerte que se enfrenta a la adversidad de un modo parecido a Bond, con quien cooperará de igual a igual. Gemma Arterton (agente Fields) parece tonta y se comporta como si lo fuera, pero bueno... el papel de "segunda chica Bond" nunca ha sido muy agradecido.
La especialidad de Forster es, por su bagaje, el rodaje de escenas más bien intimistas, ¿no? Pues no. La película a ratos se hace aburrida... cosa totalmente imperdonable, y en los momentos en los que por fin está pasando algo valioso (es decir, que entramos en la psique de Bond), ocurre cualquier chorrada que genera una ensalada de tiros que carece de cualquier interés. ¡La acción se duplica en esta entrega! ¿Y eso es bueno? Las escenas de acción están muy conseguidas, eso sí, pero se parecen sospechosamente a las de...la saga Bourne. ¡Ala, qué coincidencia, si han contratado al mismo coreógrafo que en Bourne!! Hay escenas calcadas de esa gran trilogía de acción y suspense. Y no es solo en las escenas de acción: el tono general de la película bebe del éxito del agente amnésico interpretado por Matt Damon. De hecho, cuando "Quantum of Solace" es mala, parece una película de James Bond; cuando es buena, estamos viendo una sombra de Jason Bourne. No hace falta que diga más.
Justita, justita...
PD: Esta vez, ni siquiera los títulos de crédito ni la canción que los acompaña valen la pena... A quienes la hayáis visto, os veo en los comentarios.
30 de noviembre de 2008
Teoría de los protagonistas macizos (aka "efecto Galactica") ("Crear, ver y leer: en coña pero muy en serio", parte IX).
La ficción no se libra de esta estupidez superficial tan propia de la vida real; es más, casi se puede decir que la fomenta. Es ficción, ¿no? Pues es ficción incluso en que el porcentaje de carne apetecible por metro cuadrado es muy superior al de la vida real. Dicho de otra forma: pon en tu obra a tantos tremendos y macizas como puedas, gustarás más.
A mí que no me fastidien: el Frodo de las películas no es un hobbit. Es un chico mono reducido digitalmente. Pero no es un hobbit. Pequeño, sí. Hobbit, no. El Lobezno de las películas es la versión 2.0 del personaje que aparece en los comics -no he oído que ninguna fémina se queje de eso ;p-. En "Anatomía de Grey" hicieron autocrítica cuando un personaje recién incorporado comentó "¿Por qué en este hospital todos los cirujanos son absurdamente guapos?" o algo parecido. Fue un gran comentario. Demostró que al menos eran conscientes de ello. "Lost" y "Battlestar Galactica" a veces parecen un desfile de modelos. Esta última me hace recordar una teoría dentro de la teoría: ellas siempre estarán más buenas que ellos, en cantidad y en calidad. En "Galáctica" están buenas hasta las secundarias. Por dios, si hasta la presidenta Roslin, a sus casi 60 años, está para... Por cierto, si no tenéis fondo de pantalla, la imagen que os he dejado no es una mala opción (solo hay que hacer clic sobre ella, guardar...;p).
Además, si un protagonista es deliberadamente feo, su fealdad ("incomodidad visual" suena más teórico ;p) tendrá algo que ver con la trama. Por ejemplo, ¿por qué nos sorprende (y gusta) que Paul Giamatti en "Entre copas" acabe conquistando a la espléndida Virginia Madsen? Porque es feo. Es la única explicación ya que, por lo demás, es perfecto: simpático, inteligente, buena persona... Si Giamatti tulviese la pinta de Eric Dane (el Dr.Caliente de "Anatomía de Grey") quizá lo que nos parecería raro es que ella no fuese sacando la lengua detrás de él.
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28 de noviembre de 2008
Salto del tiburón (aka "efecto Melrose") ("Crear, ver y leer: en coña pero muy en serio", parte VIII)


Un ejemplo maravilloso por su cutrerío extremo se da en "Melrose Place". Sí, sí, en Melrose. Gran serie. ¿Os acordáis de Billy y Allison? Eran una pareja moníííísima y encantadora y...¡se vuelven malos! ¡¡¡Los dos!!! En serio, era algo imposible. Es como si Heidi pillara una recortada y empezase a matar ovejas. Pero pasó: "Melrose" saltó el tiburón. Como espectador, ¿qué haces en un caso así? Yo dejé de ver la serie por ahí, era demasiado para mí. Porque, si han llegado ahí -y sin sonrojarse- ¿qué será lo siguiente?
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Teoría del cambio de escenario o situación ("Crear, ver y leer: en coña pero muy en serio", parte VII)
Las obras se desarrollan en un escenario o situación determinados y, una vez aceptados (mediante la suspensión de credibilidad), el público se adapta a ellos. Aunque no sea un ser viviente, el escenario puede cambiar y evolucionar de la misma manera que los personajes.

"House" nos presenta a Gregory House, un super-mega-crack de la práctica médica que trabaja con tres ayudantes: Foreman (el negro), Cameron (la chica) y Chase (el pijo enchufado). Cada uno de ellos es blanco de las pullas de House por negro, por chica y por enchufado. Poco a poco (muy poco a poco), sus ayudantes van cobrando protagonismo; nunca tanto como House, pero sí el suficiente para considerarlos imprescindibles. Al final de la tercera temporada, cuando la cosa está en su momento álgido porque ya les conocemos, les entendemos y nos importan, los guionistas se los sacan de encima a los tres. ¿Para qué? Para que House monte un nuevo equipo en el que los roles que desarrollan los miembros del nuevo equipo sean casi los mismos que los del antiguo. El paralelismo era obvio, de verdad, hasta el punto de que tienen el morro de hacer que House le diga a 13 (una de los nuevos) que "me recuerdas mucho a alguien", en referencia a Cameron.
Inicialmente, no gustó al público. Para seguir con los mismos roles, ¿para qué cambiar de actores? No me parece mal que haya cambios en el plantel actoral, pero con lo poco generosa que es "House" en cuanto a datos personales de los protagonistas, creo que Foreman, Cameron y Chase aún podían dar mucho más de sí. Y por más buena que esté Olivia Wilde (13), aún no sé todo lo que quería saber de Cameron -que también estaba buena, coño- quien, por cierto, estaba en un momento personal interesantísimo con Chase.
Cualquier cambio brusco es arriesgado, porque al público le encanta consumir lo mismo una y otra vez: ahí radica el éxito de la franquicia "CSI" ;p.
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26 de noviembre de 2008
Teoría de la coherencia interna del personaje (aka "efecto Anakin") ("Crear, ver y leer: en coña pero muy en serio", parte VI).
Un personaje que ha sido bien escrito muestra un comportamiento al que nos acostumbramos e incluso llegamos a saber cómo se comportaría en determinadas situaciones. Eso no quiere decir que no pueda evolucionar; al contrario, significa que el mismo comportamiento antes mencionado dicta qué pasos debe dar para llegar de un punto A a un punto B. De hecho, se supone que un personaje puede pasar desde un punto A hasta cualquier punto si pasa por todos los estadios emocionales necesarios para llegar hasta ahí.

El problema radica en que a veces los autores no disponen del tiempo o del talento necesario para explicar ese proceso, ese viaje por el mundo interior del personaje. La carencia de talento se ejemplifica a la desgraciada perfección en la nueva trilogía de "Star Wars". Esa trilogía se había escrito de antemano en el colectivo mental de todos los fans de la saga, tan solo había que seguir la línea de puntos. Pero no: el viaje al lado oscuro de Anakin Skywalker es la cosa más desastrosa y chapucera que se ha visto en pantalla grande. Vale, sí, le matan a la madre. Y eso, claro, justifica que asesine a todos los niños del templo Jedi. La habilidad para el tutelaje que tiene el maestro Yoda tiene bastante que ver con todo. En fin. ¿Recordáis cuando House pide dinero a Wilson una y otra vez (sin necesitarlo) solo por el mero placer de comprobar cuanto puede llegar a prestarle sin quejarse? O, como dice House, en cuánto cifra su amistad (incorregible, este House ;p). Pues parece que a George Lucas le pase lo mismo. Hace algo horroroso y los fans siguen consumiendo su basura espacial; de modo que da otro paso y la hace aún más gorda para comprobar cuánta mierda pueden llegar a tragar. Es un estudio antropológico de lo más peculiar, ¿no creéis?
En el lado contrario de la balanza tenemos a Lee Adama, de "Battlestar Galactica". ¿Cómo se come que alguien que en la primera temporada es piloto de caza espacial se haya convertido en la cuarta en el vicepresidente de las colonias terrestres? Muy fácil, mediante unos actos que definen ya desde la primera temporada sus ideales e implicaciones políticas (la revuelta de Tom Zarek) y que se siguen desarrollando puntualmente durante el resto de tramas. No hay que olvidar que su abuelo Joseph era abogado y la fascinación que Lee sentía por sus libros de derecho cuando era pequeño. Son detalles muy adecuados que engrasan nuestro cerebro y lo preparan para un cambio de rumbo en la trayectoria del personaje. Pero hasta en las mejores series meten la pata, porque tampoco hay que olvidar la existencia del capítulo "Mercado negro" -del cual autores y público reniegan y por el que espero sinceramente que quemaran al guionista en la hoguera-. En él, el noble y legal Lee se nos presenta totalmente out of character como putero habitual, que tuvo una mujer en la Tierra a la que amaba y que acaba matando a un tío a sangre fría al final del capítulo. Pero incluso en un caso extremo y horrible como este, fijaos si el personaje está bien escrito y definido que a los aficionados lo que nos pareció raro no fue lo primero ;>.
En novelas y películas, es bastante sencillo ser coherentes con los personajes porque se dan un planteamiento, nudo y desenlace cerrados, autoconclusivos. Por el contrario, en las sagas literarias (o "novelas río") y, especialmente, en las series de televisión, es frecuente encontrarnos con incoherencias de diversa índole debido a la naturaleza improvisada de la obra. En televisión, los guionistas desconocen si la serie arrasará entre el público y se alargará durante un montón de temporadas ("Lost", "Heroes") o fracasará por algún motivo y se cancelará tras la primera temporada... o incluso antes de acabarla ("La mujer biónica", "Hidden Palms",...¡¡"Firefly"!!:<). Os prometo que hoy no querría estar en la piel de un guionista de "Lost", de verdad que no.
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