
Todo este rollo surge tras haber visto "El lector". Es una adaptación de una obra literaria y, por desgracia, creo que se nota. Los escritores que venden los derechos de sus obras no suelen quedar satisfechos con la película resultante. Chuck Palahniuk, con su "El club de la lucha" sería una excepción; el autor aseguró sentirse avergonzado del libro tras ver la película. Para adaptar "El señor de los anillos" se tomaron la molestia de filmar tres pelis de tres horas; con todo, hubo gente descontenta: que si no está Tom Bombadil, que si los elfos no sé qué... Al adaptar una novela se pierden unos elementos y se alteran otros, así que como norma general solemos contentarnos con que se respete su "esencia". En ese sentido, la primera temporada de "Heroes" sería una gran adaptación del concepto de los mutantes de Marvel, ya que contiene toda su "esencia" pero se supone que, en cuanto a derechos se refiere, no tienen nada que ver... pese a que el plagio/homenaje sea más que evidente. Pero ¿es suficiente con la esencia?
Novela y película son dos medios distintos, con sus virtudes y sus carencias. ¿Hasta qué punto es posible (¿fiel?) una adaptación? ¿Qué obras impiden, por su propia naturaleza, su traslación a la pantalla? El año pasado estrenaron "Babylon A.D.", interpretada por Vin Diesel y dirigida por Mathieu Kassovitz. Era una adaptación de la novela de ciencia ficción "Babylon babies". Sus 700 páginas, su complejidad argumental, la elección del actor y la limitación de la barrera comercial de las dos horas hicieron caer casi todas las tramas secundarias y modificar la principal, quedando finalmente solo la "esencia" de la novela. En un ejercicio de coherencia inusual, decidieron admitir que lo que hacían era una versión libre de la novela y modificaron el título de la película (sin referencias al libro en el cartel) para no confundir al espectador.
Siendo literatura y cine, pues, dos lenguajes tan distintos, me pregunto qué lleva a directores y guionistas a embarcarse constantemente en proyectos complejos que, de antemano, ya premonizan dificultades o carencias. Actualmente vivimos un nuevo apogeo de las series de televisión. Americanas, por supuesto… ¡que nadie mente a Resines&co.!;p). Es un medio que permite, por su naturaleza episódica y su dilatación en el tiempo, narrar historias más densas y profundizar con más paciencia en la psique de los personajes. Hace ya bastantes años pudimos disfrutar de las adaptaciones de "Shögun" o de "Norte y Sur" (por citar alguna). Y los ingleses están más que familiarizados con su propia literatura gracias a las estupendas series de corte clásico de la BBC.
Toda esta reflexión no lleva a ninguna parte, que cada cual haga lo que quiera con el material literario que ha adquirido legítimamente. Tampoco pretendo decir entre líneas que al cine solo deberían adaptarse obras "simples"; dos horas dan para mucho si se saben aprovechar. Sí que intento decir que las series de televisión, dado el actual esmero con que se producen y el creciente interés que despiertan en actores y directores unánimemente respetados en cine o teatro, deberían ser tenidas más en cuenta no como una alternativa si no como el vehículo más apropiado para narrar ciertas historias... y no como el hermano pobre del cine, precisamente. Ya no.
1991. Los salones recreativos de todo el mundo se colapsan y reciben al recién nacido casi como a un profeta. Es el mejor. Algunos se preguntan: "¿Dos? Pero... ¿existe la primera parte?" Street Fighter II había entrado en nuestras vidas; no sabíamos que también en nuestros corazones.
La semana pasada, Delphox, Reaver y yo nos reunimos para probarlo en modo versus. Dejando al margen la soberana paliza que nos dio Delphox (¡¡venganza!!;p), fue como tener 15 años otra vez. En realidad, siempre se trató de eso... Las primeras partidas sirvieron para ver lo bonitos que son los nuevos luchadores, bla, bla, bla. Tras fingir que eso nos importaba, fuimos a lo serio: Ryu vs Ken. Y fue genial, simplemente. Como siempre.
"Watchmen" nos cuenta una historia compleja y ambiciosa, que mezcla elementos de la guerra fría con la decadencia de los superhéroes -llevada por primera vez a su máxima expresión en esta obra-. Por estos motivos, la elección del director creó polémica. Zack Snyder acababa de saltar a la fama tras dirigir "300", con la que demostró un excelente gusto estético y un tratamiento ensalzador de la violencia, pero era una película cuya historia no presentaba (por su linealidad) las dificultades narrativas a las que debería enfrentarse en "Watchmen". Es decir, que el fandom se estaba alterando y hacía sonar las alarmas porque sí, como tantas veces ha hecho y otras tantas hará. La película brilla en los apartados técnicos; cada plano es una pequeña virguería retro-kitsch, prácticamente calcado a las viñetas del comic, y la secuencia inicial de créditos es una delicia. Tal vez podría haberse mejorado el maquillaje usado para envejecer a algún personaje (el Comediante o Espectro de Seda I) o imitar a otros (Nixon, especialmente), ya que parecen sacados de algún programa televisivo de sátira política. Aunque lo de Nixon es tan cutre que da la impresión de haber sido hecho a propósito. De todas formas, es una nimiedad que no desmerece el gran nivel del conjunto.
Las escenas de acción han ganado en espectacularidad respecto al original en papel (obvio) pero, igual que ocurría en "300", hay un cierto abuso del bullet-time (cámara lenta) que ha irritado a más de un espectador -entre los que no me encuentro-. Del original sí se ha respetado totalmente el tratamiento visual, hasta el punto de que se pueden encontrar viñetas y fotogramas idénticos. Algunos críticos ven esto como un problema que ya se discutió cuando adaptaron la mencionada "300" o "Sin City": que el cómic tiene un lenguaje propio, diferente al del cine -aunque cada vez el diálogo e influencia entre ambos soportes sea mayor-. No seré yo quien ponga límites a ninguna de las dos formas de expresión ya que, en su justa medida, ambas pueden verse beneficiadas de las virtudes del otro. ¿Qué otro motivo hay para que los guiones originales parezcan escasear y abunden las adaptaciones de libros y comics?
Durante los 165 minutos de metraje, la acción avanza y retrocede en el tiempo para explicarnos las circunstancias de los superhéroes relacionados con el Comediante. Nos cuentan que se retiraron debido a un acta oficial que condenaba sus actos, que ellos son la segunda generación de superhéroes, cómo aceptan que ya no lo son y si lo echan de menos o no, etc. He leído en foros que el montaje elegido para narrarlo (flashbacks, flashforwars) hace que "Memento" parezca lineal. Es un comentario un poco exagerado, la verdad... no creo que en ningún instante el espectador dude lo más mínimo de si ve un momento pasado o presente y el por qué se le muestra algo ("Perdidos" ha sido un buen entrenamiento para eso ;p). Lo que sí es cierto es que unos personajes están mejor desarrollados que otros y, especialmente en el tramo final, eso se nota. La película ha sabido plasmar con fidelidad la ira de Rorscharch, la crueldad del Comediante y la enajenación que supone el poder cuasi divino del Doctor Manhattan (Billy Crudup). El Búho Nocturno (Patrick Wilson) y Espectro de Seda (Malin Akerman) tienen momentos buenos y no tan buenos; finalmente, Ozimandias (Mathew Goode) se lleva la peor parte: desarrollo pobre y elección del actor muy cuestionable -en su momento se habló de Jude Law-.
Como último apunte, quiero mencionar la banda sonora. Tiene regusto a los setenta y ochenta, para ambientar mejor aquello que cuenta. Evidentemente, la conexión con las canciones dependerá de los gustos de cada uno; los que leyeron el comic cuando fue publicado por primera vez probablemente serán los que más la disfruten. Mi tema favorito de todo el repertorio es "All along the Watchower" (gracias a "Battlestar Galactica", por cierto) y, aunque en el comic citan a Dylan, aquí han puesto la versión de Hendrix, que mola más ;p (aunque la secuencia que acompaña no casa lo más mínimo con la canción...).