9 de marzo de 2009

Off-topic de "El lector": de la página al fotograma


Esta entrada debería estar dedicada a la crítica de "El lector", la última incursión en la pantalla grande de Stephen Daldry...pero no va a ser así. Es una película sobre la que es difícil hablar sin destripar -aunque sea sin querer- algún dato relevante de su argumento. De hecho, creo que es difícil hablar sobre ella en cualquier término. En su lugar encontraréis, mis amados y fieles cuatro lectores, una de mis (cada vez más abundantes) pajas mentales. Esta vez la cosa va sobre adaptaciones literarias y...¡leed, que seguro que os interesa! ;>



La ley del lupanar (es feo autoenlazarse, lo sé ;p) hablaba de la corrupción a la que se ve sometido todo producto en cuanto genera dinero. Quizá me contradiga, pero si Hollywood pica a mi puerta y me ofrece dos millones de dólares (o uno, que estamos en crisis ;p) por cualquiera de mis tratamientos de guión, no me lo pensaría mucho. Si luego sale un "Eragon", pues qué vamos a hacerle... al menos tendría piso, coche y un colchón de billetes. Claro que yo soy un muerto de hambre; si estuviese tan forrado como, no sé, J.K. Rowling, supongo que sería un poco excéntrico al respecto.


Todo este rollo surge tras haber visto "El lector". Es una adaptación de una obra literaria y, por desgracia, creo que se nota. Los escritores que venden los derechos de sus obras no suelen quedar satisfechos con la película resultante. Chuck Palahniuk, con su "El club de la lucha" sería una excepción; el autor aseguró sentirse avergonzado del libro tras ver la película. Para adaptar "El señor de los anillos" se tomaron la molestia de filmar tres pelis de tres horas; con todo, hubo gente descontenta: que si no está Tom Bombadil, que si los elfos no sé qué... Al adaptar una novela se pierden unos elementos y se alteran otros, así que como norma general solemos contentarnos con que se respete su "esencia". En ese sentido, la primera temporada de "Heroes" sería una gran adaptación del concepto de los mutantes de Marvel, ya que contiene toda su "esencia" pero se supone que, en cuanto a derechos se refiere, no tienen nada que ver... pese a que el plagio/homenaje sea más que evidente. Pero ¿es suficiente con la esencia?


Vuelvo a la película de Daldry. En ella, un chico de quince años inicia una relación sexual (quizá incluso amorosa) con una mujer que le dobla la edad y un poquito más. Él es reservado y ella es hosca e imprevisible; vamos, que no hablan mucho. Como he comentado, no he leido el libro, pero me aventuro a hipotetizar que ahí su relación era más comprensible. No quiero desmerecer el trabajo de ninguno de los dos actores -Kate Winslet ha ganado un Oscar por él-, pero puedo asegurar que no llegué a comprenderles del todo en ningún momento. En mi opinión, faltaba desarrollo en momentos cruciales.



Novela y película son dos medios distintos, con sus virtudes y sus carencias. ¿Hasta qué punto es posible (¿fiel?) una adaptación? ¿Qué obras impiden, por su propia naturaleza, su traslación a la pantalla? El año pasado estrenaron "Babylon A.D.", interpretada por Vin Diesel y dirigida por Mathieu Kassovitz. Era una adaptación de la novela de ciencia ficción "Babylon babies". Sus 700 páginas, su complejidad argumental, la elección del actor y la limitación de la barrera comercial de las dos horas hicieron caer casi todas las tramas secundarias y modificar la principal, quedando finalmente solo la "esencia" de la novela. En un ejercicio de coherencia inusual, decidieron admitir que lo que hacían era una versión libre de la novela y modificaron el título de la película (sin referencias al libro en el cartel) para no confundir al espectador.


Otro ejemplo relacionado con este tema es la adaptación de "El juego de Ender". Había caído en manos de Wolfgang Petersen ("Troya") pero Orson Scott Card, el autor de la novela, ha preferido dar carpetazo al proyecto (una vez más) debido a diferencias irreconciliables con el director. Según él, había aspectos que no se trataban adecuadamente; lo que él concibió casi como una (estupenda) novela psicológica, quería trasladarse a la pantalla como un vehículo de explosiones y palomitas. Por mi parte, no lo lamento: prefiero no ver jamás esa adaptación a ver algo mediocre, inconsistente o incompleto.



Siendo literatura y cine, pues, dos lenguajes tan distintos, me pregunto qué lleva a directores y guionistas a embarcarse constantemente en proyectos complejos que, de antemano, ya premonizan dificultades o carencias. Actualmente vivimos un nuevo apogeo de las series de televisión. Americanas, por supuesto… ¡que nadie mente a Resines&co.!;p). Es un medio que permite, por su naturaleza episódica y su dilatación en el tiempo, narrar historias más densas y profundizar con más paciencia en la psique de los personajes. Hace ya bastantes años pudimos disfrutar de las adaptaciones de "Shögun" o de "Norte y Sur" (por citar alguna). Y los ingleses están más que familiarizados con su propia literatura gracias a las estupendas series de corte clásico de la BBC.


Toda esta reflexión no lleva a ninguna parte, que cada cual haga lo que quiera con el material literario que ha adquirido legítimamente. Tampoco pretendo decir entre líneas que al cine solo deberían adaptarse obras "simples"; dos horas dan para mucho si se saben aprovechar. Sí que intento decir que las series de televisión, dado el actual esmero con que se producen y el creciente interés que despiertan en actores y directores unánimemente respetados en cine o teatro, deberían ser tenidas más en cuenta no como una alternativa si no como el vehículo más apropiado para narrar ciertas historias... y no como el hermano pobre del cine, precisamente. Ya no.


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