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3 de agosto de 2016

Como decíamos ayer...


Mis queridos lectores, ¿qué mejor momento que primeros de agosto para dar carpetazo al difunto 2015? :p

Para Cosette y para mí fue un año de poco cine y nos resulta imposible llevar al día el mercado actual de series; en consecuencia, la siguiente recopilación es incompleta y, por supuesto, irremediablemente subjetiva. A por ello.


LUTHER
Mención especial al retorno de mi policía británico favorito, tan competente como torturado. Solo han emitido dos capítulos de la cuarta temporada (¿habrá más?), pero han bastado para quitar el mal sabor de boca que me dejó el final de la tercera. Nuevos personajes en viejas situaciones que conservan el aroma de lo que hace grande a esta serie.


THE AMERICANS
Con cuatro temporadas a sus espaldas, la historia de este matrimonio de agentes soviéticos viviendo en suelo americano ha alcanzado la madurez y amenaza con seguir dando momentos inolvidables a la par que angustiosos (¿sabíais que una persona cabe en una maleta de viaje? ^_^U). Los protagonistas han evolucionado y los dilemas a los que se enfrentan han dejado de ser exclusivamente de seguridad nacional: ¿por qué hacemos lo que hacemos? ¿Qué herencia queremos dejar a nuestros hijos? A esta serie superlativa e imprescindible le auguro un final agridulce. Si no habéis empezado con ella, ved el piloto y comprobad qué sensaciones os da; si os defrauda, os devuelvo el dinero :p


HOMELAND
Un hombre de verdad sabe reconocer cuándo bajar la cabeza y aceptar que algo es más grande que sí mismo: Homeland debe de serlo, digo yo… porque si no menciono la quinta temporada mi novia me deja.
Coñas al margen (:p), Homeland hace unas cuantas cosas bien. La primera es el reinventarse cada año bajo el prisma de la amenaza terrorista. La segunda son las aristas no siempre amables de Carrie Mathison, riesgo aplaudible como espectador. Es un personaje en crecimiento constante; quienes pensábamos que la maternidad iba a ser una lacra para la serie posiblemente no supimos ver que tal vez sea la gran vía de redención para Carrie. La tercera es la clarividencia, con conflictos internacionales que se asemejan de modo terrorífico a la situación actual del bloque del este (“This is the new normal, gentlemen”). La cuarta son los villanos y, en esta ocasión, Alison (Miranda Otto) ha demostrado que las puñaladas también pueden venir de aquellos en quienes confías. La quinta es Peter Quinn, secundario que se ha ganado el ir avanzando de posición en los posters promocionales hasta ser un clarísimo favorito de los espectadores, capaz de robarle el protagonismo a la mismísima Carrie (incluso con líneas tan flojas como la de este año) o de poner en duda cómo se forjan las relaciones más importantes de la serie… Como no quiero entrar en el terreno de los spoilers, solo añadiré esto: ¡nos tienes en vilo, Quinn!

 THE KNICK 
A Soderbergh le das un rato libre y:
- Te ilumina, rueda y edita él solo una “serie de médicos” como la copa de un pino.
- Decide que sea de época, a principios del XIX, porque la medicina moderna está muy vista.
- Le da una personalidad sonora y visual inconfundible.
- Se rodea de un casting sin fisuras.
- Escribe a un grupo de personajes grises y complejos; en definitiva, muy humanos.
The Knick es una de esas series que tienen que recomendarte porque probablemente no verás demasiado publicitada. Si os llega el canto de sirena, no os tapéis los oídos y abrazad su melodía.


MR ROBOT
Esta historia nos habla de la revolución en las sombras contra el control de la macrocorporación E-Corp (Evil Corp, como no dejan de llamarla), enfocada desde la perspectiva de un grupo de hackers. Utiliza imágenes y nombres reales para criticar el mundo contemporáneo; emplea argot informático de modo alienante; bombardea sin miedo con planos incómodos, tempo inquietante y música machacona; está protagonizada por seres que habitan en la frontera de la cordura… Eliot y Tyrell Wellick, su némesis, serán difíciles de olvidar. Ah, y me inclino antes esos títulos de crédito propios de un Tarantino desatado.

Mr Robot es singular, probablemente la cosa más rara y arriesgada que he visto en TV (no tengo ni idea de por dónde irán los tiros en las segunda temporada). Aunque me ha encantado, soy incapaz de recomendarla.


AGENT CARTER
La agente Peggy Carter fue uno de los muchos hallazgos de Captain America. Reconocer su valía con un spin-off ha redundado en un acierto detrás de otro, y Hailey Atwell (una actriz fantástica) ha exprimido cada segundo en pantalla.

Mantiene el tono de espionaje y aventuras de la película original, muy logrado pese al ajustado despliegue de medios. Al espectador se le presupone un conocimiento “básico” (saber quiénes son Steve Rogers/Capitán América o Howard Stark, y la relación que tenían con Peggy), pero en general encaja en la cronología Marvel sin que eso suponga una lacra insalvable para los no iniciados. Logra desmarcarse de las ataduras del original gracias a personajes carismáticos y a un guion fresco y ágil que se beneficia de la química que mantienen entre ellos.

Recuerdo que el piloto me dejó un poco indiferente, pero el ritmo mejora una barbaridad a medida que pasan los capítulos. Es una serie divertida sin dejar de ser oscura que al final me tenía enganchado sin remedio, siempre con ganas de más y gozando de cada chliffhanger, marca del género. Ya sea por completismo o para pasar un buen rato, Agent Carter es una magnífica elección.

Update: ugh, la han cancelado… lo cual no anula nada de lo dicho. Go, Peggy, go!


MOZART IN THE JUNGLE
Me aproximé a ella con cautela, como si fuera un animal salvaje que huiría de mí en cuanto me viera, pero me cautivó con sencillez, buen rollo y cierto grado de locura. Entre los modos de tratar el ambiente entre bambalinas de una orquesta de primer nivel, temía que la escogida por Roman Coppola y Jason Schwartzman se regocijara en el ombliguismo; sin embargo, su retrato de las élites es crítico, condescendiente y simpático. Quiero pensar que saben de lo que hablan y, precisamente por eso, han sabido adaptarlo incluso a paladares no exquisitos como el mío.

Mozart in the Jungle se pasa en un suspiro gracias a sus personajes, gente corriente en situaciones excepcionales y viceversa, y tiene momentos de belleza musical y estética simpar (el caballo blanco en la mansión, onírico, o ese emocionante ensayo en plena calle…). Me hizo ilusión que Gael García Bernal consiguiera el Emmy por su interpretación de Rodrigo, ese director de orquesta carismático, genial y atolondrado que dota de alma a una serie fresca y dinámica. Si pongo más adjetivos voy a reventar… ¡vedla ya!

Update: justo ahora mismo veo que la segunda temporada está disponible desde diciembre. Andar ocupado es fatal para las aficiones :p


DAREDEVIL
Durante esta temporada televisiva he consolidado dos opiniones. La primera es lo capital de que un producto audiovisual cuente con buenos actores y actrices para implicarnos en la historia***. La segunda, solo aplicable a ciertos tipos de producto, es que un gran villano multiplica la diversión y el interés; puede incluso eclipsar al héroe… y eso está bien. El Daredevil de Netflix cumple ambos conceptos a rajatabla, dando cuerpo a una historia que conocéis de sobra: chico ciego con poderes es abogado de día y justiciero en leotardos de noche. Si uno es capaz de aceptar la propuesta, el resto llega solo porque, madre mía, ¡qué pedazo de serie primera temporada!

En esta ocasión, el abogado es Charlie Cox, a quien no era capaz de imaginar en la piel de Daredevil hasta que le vi metido en el ajo. Lo mismo con Vincent D'Onofrio. ¿Kingpin? ¡Anda ya! Pues es lo más arrollador de un conjunto que deslumbra por su excelencia. El mimo con que se construye a Wilson Fisk obliga a pensar en por qué no se ha hecho SIEMPRE así. El desprecio total con que se define al villano ha salpicado a casi todos los Bond (por nombrar a un damnificado obvio) y empaña una cifra no desdeñable de historias en todos los formatos. Y volviendo al tema, Charlie Cox, Rosario Dawson (Claire), Deborah Ann Woll (Karen Page), Elden Henson (Foggy) y Ayelet Zurer (Vanessa) están fantásticos; el tono es perfecto y la trama sorprende a cada capítulo sin dejar de avanzar ni tropezar con clichés absurdos que en otras creaciones del género se perpetran con piloto automático. En conclusión: Daredevil es B R U T A L.   

*** Outlander y sus protagonistas (con la expresividad de un cenicero) son la excepción de manual a la primera norma. La presencia de Black Jack, tipo deliciosamente sádico y perverso, no fue suficiente para compensar la tortura que suponía aguantar a Kaitriona Balfe y al tipo ese cuyo nombre me da pereza buscar en cada maldito plano. Está claro que nacer con un rostro agraciado tiene su utilidad… Le dimos patada tras diez agónicos episodios.


*** Lo de The Man in the High Castle es distinto. Si bien Alexa Davalos es incompetente y lo de Luke Kleintank directamente no tiene nombre (es el sosainas carapalo de Joe Blake), Rufus Sewell, Rupert Evans, Cary Hiroyuki Tagawa, todos los secundarios y un mundo bien construido hicieron que nos cascáramos la primera temporada con extraño gusto. 

Update: la segunda de Daredevil ha dejado bastante que desear. Personalmente, he acabado hasta el moño de ataques ninja sin sentido y hasta le he cogido un poco de manía a Matt (a veces parece corto). Ha habido elementos positivos, como Frank Castle, Fisk (otra vez) o la evolución de Elektra. Supongo que el problema fue dónde dejó el listón la primera… ¡Que la tercera sirva de desempate!


JESSICA JONES
La calidad de Daredevil te lleva directo a Jessica Jones, también de Netflix y con la que comparte la ambientación del Hell’s Kitchen neoyorquino. Por razones similares a su hermana de cadena, constituye otro acierto: pies en el suelo, protagonista interesante (actriz ideal) y villano de lujo (actor ideal). 

Tal vez tenga alguna salida de tono en su tramo final, pero es que el arranque es tan contundente que resultaba complicado mantener el equilibrio. En este caso hay una trama paralela torpemente escrita (el grupo de apoyo) que, gracias a una maniobra más o menos graciosa, nos deja en un “bueno, por qué no”. También hay un secundario al que se da cierta cancha, Luke Cage, que tiene muy poca presencia para tanto cuerpo… y lo dejo ahí, que estoy de demasiado buen humor como para ponerme a rajar en serio. Sin embargo, Trish y Simmonds aprovechan cada secuencia y se convierten en parte esencial de la historia (¡mucho ojo con ambos!). 

Salvo el par de pegas, Jessica Jones es una serie perturbadora e inquietante, cruel como pocas, que se merece que le echéis un vistazo al piloto: os dejará con el culo pegado al sofá y ya no podréis volver a  levantarlo.   



SENSE8
Elección, identidad, amor, comunidad, sacrificio, destino. Estos temas rondan en el imaginario de las hermanas Wachowski desde su debut en la magnífica Lazos ardientes (Bound, 1995) y, sin duda, estallaron en The Matrix (1999). Mucho ha llovido desde entonces, pero la aparición de Sense8, su primer trabajo en TV, confirma que sus obsesiones siguen ahí y conservan el buen pulso para atar una buena historia (sí, sí, corramos un tupido velo sobre Jupiter Ascending).

La trama nos mete de lleno en la vida de ocho individuos que, repartidos por los cinco continentes, no se conocen entre ellos y nada tienen en común hasta que comparten la visión de una mujer que se suicida. A partir de ese momento, todo dará un giro radical cuando descubran que están conectados de una forma que no alcanzan a comprender.

Es sencillo trazar paralelismos con las ideas expuestas en Cloud Atlas, que codirigieron junto a Tom Tykwer, que aquí codirige y coguioniza. J.M. Straczynski también está detrás del proyecto. Grandes nombres a los mandos y un casting impecable al frente de las cámaras, herencia televisiva y cinematográfica de creaciones previas. Tiene el mejor montaje que he visto en una serie de televisión, digno de elogio y sin tregua para el espectador. Es ambiciosa, aunque la verdad es que toca unos palos mejor que otros (ay, Wachowskis, qué insistencia en el amor…), por lo que es muy fácil hacerse fan de Nomi y Amanita y cuesta un poco compartir la “química” entre Kala y Wolfgang, por ejemplo. Lito (maravilloso Miguel Ángel Silvestre), Sun, Riley, Capheus… cada personaje tiene algo que lo hace especial, merecedor de formar parte de este peculiar experimento.

En este caso, tampoco tengo idea de cómo piensan desarrollar la historia durante la segunda temporada (cosa que me encanta) y, por desgracia, tendremos que esperar a diciembre para saberlo. Es complicado hablar de Sense8 sin desvelar alguno de sus secretos, conque no dejéis que os cuenten nada sobre ella: lanzaos al vacío y disfrutadla u odiadla sin más. Sea lo uno o lo otro, volved para compartir la experiencia ;)
 

Dejo en el tintero a Penny Dreadful (de la que solo me falta por ver el capítulo final), la primera de The Expanse (muy recomendable, y sobre la que podéis leer aquí) y alguna más que ahora no recuerdo. Pero o subo ya esta entrada o quizá pasen dos años y medio más…

¡Saludos!

(PD: os he echado mucho de menos y no sabéis la ilusión que me hace publicar esto, aunque sea tarde y mal. ¡Gracias por llegar hasta aquí!)

19 de agosto de 2013

Cine: "El atlas de las nubes" (Cloud Atlas)


Pacífico sur, 1849. Un esclavo polizón se salva del linchamiento en las colonias inglesas gracias a la implicación del abogado Adam Ewing. Inglaterra, 1936. El joven y brillante músico Robert Frobisher ha compuesto una pieza maestra, pero ¿quién escuchará la obra de un desconocido? San Francisco, 1973. La periodista Luisa Rey investiga el asesinato del reputado científico Rufus Sixmith, cuya muerte beneficia a los intereses de las grandes corporaciones. Inglaterra, 2012. Una deuda y una afrenta ponen al editor Timothy Cavendish en una situación muy comprometida. Nuevo Seul, 2144. La androide Sonmi-451 piensa que en su vida debe de haber algo más que servir a los humanos: sin ella saberlo, ha puesto en marcha una revolución. Hawai, 2321. Con tal de salvar a su sobrina enferma, Zachry abandonará su poblado para guiar a Meronym, perteneciente a una civilización avanzada, y llevarla hasta la estación de comunicaciones Cloud Atlas. Entretanto, una tribu rival les dará caza...

Seis historias, seis épocas.

Todo está conectado.


La novela homónima de David Mitchell ha sido conjuntamente adaptada por Tom Tykwer (El perfume) y Andy y Lana Wachowski (trilogía Matrix). Los realizadores, que también intervinieron en labores de guión, optaron por deconstruir la estructura original de la novela (consistente en grandes bloques cortados de forma abrupta) e ir entrelazando pequeños fragmentos de los seis relatos a lo largo del metraje. Al principio descoloca, en parte por un uso particular del lenguaje que nos hace pensar que no nos enteramos de nada... Nada más lejos de la realidad; solo es cuestión de paciencia que las piezas del puzzle vayan encajando. En cuanto a la estructura temática, por internet circulan decenas de teorías, pero voy a destacar solo dos: la sociológica, en la que cada relato pretende lidiar con una injusticia cometida contra las minorías (esclavitud, racismo, opresión, el maltrato a la tercera edad, etc.), y la kármica, donde se defiende la reencarnación de las almas y el efecto mariposa de las acciones. 

Uno de los argumentos que convenció al escritor para dar luz verde al proyecto fue que cada una de las seis partes estuviese interpretada por el mismo grupo de actores: Halle Berry, Tom Hanks, Doona Bae, Jim Sturgess, Ben Whishaw, Jim Broadbent, Hugo Weawing, James D'Arcy, Keith David, Hugh Grant, Susan Sarandon... Esta curiosidad refuerza en cierto modo la teoría kármica y añade capas a la cinta, nuevas interpretaciones. Además, uno se puede divertir intentando reconocer a los actores y actrices bajo el maquillaje, ya sea una simple prótesis o una alteración completa de raza y sexo. Hay un par de vergüenza ajena (Hugo Doubtfire), pero en general están conseguidos. Os reto a cazar todas las de Halle Berry y Ben Whishaw ;)

Pese a sus múltiples virtudes, El atlas de las nubes fue ignorada por crítica y premios. En los Oscar ni siquiera fue nominada en la categoría de guión adaptado, efectos especiales (la mano maestra de los Wachowski hace brillar Neo Seul en la historia de Sonmi) o montaje, sin el cual esto se hundiría bajo su propio peso (Alexander Berner, mi Oscar va para ti). También tiene defectos graves, como ser una cinta irregular en la que la calidad individual de las historias y cómo se conectan con las demás varía bastante. Lo gracioso es que cada cual tiene sus favoritas. Las mías son la del músico Robert Frobisher (la de mayor sensibilidad, dirigida por Tykwer y aupada por el gran Ben Whishaw) y las de Sonmi y Zachry, que conforman dos momentos de una misma historia. Al otro lado de la balanza pondría la de Timothy Cavendish, el editor, que me parece un pegote en cuanto a ritmo y tono, marcadamente humorístico. 


El atlas de las nubes es una propuesta arriesgada, con ideas y conceptos muy buenos y otros que no lo son tanto o parecen más arbitrarios (esas marcas de nacimiento, cogidas por los pelos cuando menos). En consonancia, es imposible que satisfaga a todo el mundo: entras en ella o no lo haces, se te hace soporífera o la encuentras fascinante. Hay espectadores que abandonan la proyección antes de la primera hora y otros la ven tres veces en una semana... El término medio del benevolente entretenimiento no se le ajusta bien. Pienso que es uno de esos casos en los que el conjunto es claramente superior a la suma de sus partes y ofrece argumentos de peso para darle una oportunidad. Eso sí... a vuestra cuenta y riesgo :p

¡Saludos!