2 de mayo de 2012

Si fuese un chiste, faltaría una alemana

¡Cuánto tiempo, mis queridos ocho lectores! ¡Cuántas promesas incumplidas! (por mi parte, vosotros sois deliciosos). Sin más, al grano: 

Intocable
El cine francés tiene algo que me hace correr en dirección contraria, pero el trailer de Intocable me daba buenas vibraciones. Es algo raro en mí, en serio, porque en cuanto huelo una pizca de drama cambio de canal, de chip o de lo que haga falta. Además, la historia del millonario tetrapléjico que, harto de todo, confía en un chaval de los suburbios tampoco se antojaba como la más original de las historias: antes de verla ya sabemos que el chico tiene buen fondo y sus problemas los crea el contexto, que pese a las complicaciones basadas en la diferencia de clases harán buenas migas y que será un canto a la amistad, el esfuerzo y la tolerancia. Y así es.  

Intocable se alimenta sin complejos de todos estos clichés y unos cuantos más, pero lo hace sin cortarse un pelo, empleando humor negro a raudales; el resultado, por el contrario, no podría ser más blanco e inofensivo. En conclusión, de drama, nada, señores: ¡hacía tiempo que no me reía tanto viendo una película! Soy consciente de la manipulación emocional a la que pretende someternos, pero en esta época de cinismo y jodienda general se agradece que alguien abandere un mensaje positivo con semejante esmero. Se la recomiendo a todo aquel que quiera pasar un buen rato y recomiendo recomendarla a terceros incluso aunque no la hayáis visto (¿no queréis ganar puntos con esos suegros que os odian?). Es un valor seguro, creedme. Vedla. Ya.

Grupo 7
Alberto Rodríguez dirigió en 2005 7 vírgenes, una buena cinta donde Juan José Ballesta volvía a demostrar que ha nacido para esto (recuperadla si podéis, merece la pena). El director sevillano regresa en Grupo 7 a los bajos fondos de su ciudad natal aunque esta vez se remonta a los años anteriores a la Expo. Nos cuenta el día a día de una unidad antivicio, cómo se encarga de intentar limpiar las calles antes del evento que cambiará Sevilla para siempre. La ineficacia de los métodos habituales les llevará a tomar otros caminos y, bueno, huelga decir que ahí comenzarán los conflictos. 

Protagonizan la cinta dos caras nuevas, José Manuel Poga y Joaquín Núñez (robaescenas de primer nivel), y dos bien conocidas, Antonio de la Torre (un monstruo de la interpretación) y Mario Casas. Los que huyáis de Grupo 7 porque asociáis al último a la mala televisión nacional os lo deberíais replantear: no solo os perderéis un magnífico ejemplo de que aquí también se hace buen cine sino que Mario Casas destaca en su papel, nada más y nada menos que la mitad del relato. De hecho, en Grupo 7 todo es tan estupendo que me atrevería a decir que funciona como versión española de The Shield. Y ya sabéis qué dicen, ¿no? Que la obra magna de Shawn Ryan no se menta en vano...

Los juegos del hambre
Estamos ante el último juguete de Hollywood, la nueva gallina de los huevos de oro. Tal condición se ha ido forjando sobre la marcha, a medida que las novelas de Suzanne Collins se hacían conocidas y la película iba ganando hype. Su discreta concepción inicial y una posterior adaptación mal improvisada a algo de mayor envergadura son palpables en un presupuesto moderado para las tendencias actuales (los VFX y la producción se resienten de ello). La falta de medios también se intuye en el casting principal que, si bien no es en absoluto desconocido, tampoco es un plantel de estrellas... todavía. Jennifer Lawrence está destinada a forrar carpetas e ir emulando las hazañas de Katniss Everdeen de plató en plató en los años venideros. Por suerte, también es buena actriz ;)

A los que no hayáis visto Los juegos del hambre y os gusten este tipo de productos (lo digo sin desmerecer; soy el primero de la fila), es una cinta por encima de la media aunque con mucho potencial desperdiciado. Se deshincha en el tramo final, eco envenenado de un arranque contundente que nos introduce sin concesiones en el tiránico mundo de Panem y su empobrecido Distrito 12 (lo mejor junto a Lawrence). Según cuenta Cosette, los patinazos narrativos de la película vienen de la novela, un mal común en el género young adult. Con todo, es un inicio de trilogía decente.

Para los que estáis en la onda, ¿qué puedo decir? Las similitudes con Battle Royale o Perseguido ponen los pelos de punta. No es solo por el concepto de presentar una distopía que mezcla el Gran Hermano con un espectáculo salvaje (solo falta Mercedes Milà para cerrar el círculo), es que hay escenas y situaciones idénticas a las de aquellas películas. De todas formas, me da igual que Collins se haya basado en ellas o no; lo que me preocupa es el nulo impacto en el espectador que ya ha visto la cinta nipona: al desaparecer el factor sorpresa, se pierde una de las mayores bazas de la película.

Nasíos pa matá
Puestos a criticarla, los villanos de opereta del Distrito 1 y 2 son lo peor. Por culpa de personajes planos como esos, la integridad moral de Katniss y Peeta nunca es puesta realmente a prueba (siempre disparan los otros primero, ¿y a quién le preocupa cargarse a tipos así?). También patina una estética estridente que la matará en dos telediarios. Comprendo el concepto de sociedad histriónicamente sofisticada, pero donde debería ver creatividad llevada al límite todo lo que veo son pelucas ridículas y colores chillones en telas corrientes (Eiko Ishioka le habría dado una lección al diseñador de vestuario). Finalmente, la química entre Katniss y Peeta brilla por su ausencia; en todo el metraje no logran lo que ella y Gale construyen con una charla de dos minutos (por el bien de las oportunidades amorosas de Peeta espero que Katniss no sea una chica superficial, porque como tenga que elegir entre los dos... :p). Vale, basta de criticar. ¿Puntos a favor? La violencia no excesiva pero muy presente, Lenny Kravitz (Cinna), Woody Harrelson con pelo (Haymitch), que Donald Sutherland no se dé un pasote, recuperar del olvido a Wes Bentley y, por sorpresa para un servidor, Katniss.

La heroína de Los juegos del hambre está en las antípodas de la clásica damisela en apuros (para eso está Peeta :p). La buena definición del personaje y la convicción de Lawrence se convierten en la razón que nos mantiene pegados a la pantalla incluso cuando la cosa anda de capa caída. Por ella (y poco más) tal vez las secuelas tengan un pase.

¡Saludos!

3 comentarios:

Onari dijo...

Ale, acabo de ver Intocable!! Va a ser un comentario corto, pero no quería dejar pasar el momento ahora que la tengo fresca. También me ha gustado y creo que se nota que no es americana en lo de no caer en ñoñerías, en la misera del ghetto... Todo muy correcto, sweet, pero con sus momentos dramáticos, sobre todo de la mano de François Cluzety, papelón de actuación, pero muy bien llevada. Ha estado bien, pero personalmente lo que saco de la peli es la pieza de piano del final Ludovico Einaudi.

Sí, he hecho la frikada de buscarla.

Respecto a Juegos del Hambre, mañana podemos destriparla, pero digamos que en general también estoy de acuerdo en que es muy blanca. Los buenos son buenos, los malos son despiadados y todos los muertos de Katniss son por accidente, casualidad o defensa propia. Evitan así conflictos morales reales. En comparación con el libro, eso sí, aguanto mejor a la prota, porque me pasa como con Bella, su POV interno en primera es egocéntrico, bipolar y tía-pesá.

Pero bueno, ya os avanzo que el tercer libro para mí hunde la saga...

L xx

JM dijo...

Long time no see, Onari! ;)

Me sorprendió lo bruta que es Intocable al abordar el tema de la paraplejia de Philippe. Por lo visto, la persona en quien está basada intervino en el guión, incluyó un montón de bromas y forzó situaciones; ante todo, quería que fuese divertida. Es una peli apañaíca que deja muy buen rollo y la reseñé para compartir la experiencia (nunca se sabe quién puede leer el blog y cometer la locura de fiarse de las animaladas que a veces digo :p).

¡Se agradece el aporte de la BSO! Pongo la pieza que falta: el tema se llama “Una Mattina”. También me gusta mucho la apertura del álbum, “Fly”.

Del Hunger Games literario poco puedo añadir a lo dicho. No he leído los libros, conque ya sabes que la fuente de todo conocimiento al respecto es Cosette (quien , por cierto, secunda totalmente tu opinión sobre el tercero). Con los POV’s me pasa como a ti pero a lo bestia: la primera persona me carga porque la considero el hábitat natural de los candidatos al trono de Mary Sue… En cuanto a cine, Battle Royale tampoco se libraba de una presentación totalmente polarizada de los personajes. Creo que incluso era peor porque la pareja protagonista se niega a pegar un solo tiro por convicciones morales... Y ganan sin pegarlo, manda cojones (aunque se cargan hasta al apuntador).

Mañana lo ponemos todo de vuelta y media, ok? ;)

Thanks for dropping by!

PD: hablando de fiarse de opiniones ajenas, Grupo 7 es un peliculón. Yo lo dejo caer…

Onari dijo...

Grupo 7 está apuntada ;) Me fío de ti!!

L xx