18 de mayo de 2011

Cine: "Tokio Blues" ("Norwegian Wood")

Haruki Murakami tiene fama de inadaptable. Su gusto por mezclar el folklore nipón y lo onírico con historias cotidianas e introspectivas quizá tenga algo que ver. Ha sido otro asiático, Tran Anh Hung, quien se ha atrevido a trasladar a la gran pantalla la obra más internacional del novelista: Tokio Blues (Norwegian Wood).

Retomando el viejo debate de si una adaptación debe ser fiel a los hechos o a la esencia de la historia en que se basa, el director vietnamita ha hibridado ambas opciones. Pese al holgado metraje de 130 minutos, muchos son los elementos que han quedado fuera. No queda ni rastro del sentido del humor que sobrevolaba las páginas de Murakami (las locuras de Tropa de Asalto han quedado reducidas a un innecesario cameo, los juegos constantes de Midori se han convertido en honesto flirteo), pero la nostalgia, el dolor, la responsabilidad, las emociones y la magnífica recreación de una época están ahí.

Gracias a su fotografía preciosista, Tokio Blues funciona como una película sensorial en la que cada fotograma exuda humanidad. El uso de una paleta fuertemente contrastada, bañada por luces ocres, azules o blancas que concuerdan con los estados de ánimo de los protagonistas, recuerda a la de otros cineastas como Wong Kar-Wai, capaces de enamorar a nuestras retinas hasta el punto de olvidar que tras tanta belleza plástica debe haber una narrativa fluida. Durante la mayor parte del tiempo, Tokio Blues supera ese bache sin dificultad. Para lograrlo, la complejidad introspectiva del relato desaparece (el uso de voz en off, homenaje a los pasajes literarios y enlace directo con la psique del narrador-protagonista, es casi inexistente) en favor de centrarse en el triángulo amoroso formado por Watanabe, Naoko y Midori, probablemente la única forma de llevar a cabo la adaptación sin traicionar al original. Sin embargo, las elipsis frecuentes del último tercio entorpecen la comprensión y la cabeza de Watanabe se torna en territorio inescrutable (ya costaba ver la lógica de ciertos eventos en papel, así que imaginaos).


Un tramo final mejorable no es suficiente para empañar la buena impresión general que deja Tokio Blues, una película recomendable para aquellos que estén acostumbrados al tempo pausado del cine asiático. De todas formas, si el buen hacer de Tran Anh Hung cala en vosotros, no puedo sino señalar en dirección a la novela de Haruki Murakami, fuente de inspiración, riquísima en matices y muy apreciada por varios lectores de este blog.

¡Saludos!

4 comentarios:

Cosette dijo...

muy apreciada por varios lectores de este blog

¿Esta es una velada referencia a mi persona? ;P

Para variar, coincido contigo en tus comentarios. Ya sabes que Tokio Blues es uno de mis libros preferidos ever, así que tenía mucho interés en comprobar si la versión cinematográfica lograba captar la esencia de la novela. A mi parecer lo consigue a medias, pero lo que no se le puede negar a la película es que es estéticamente bella --los paisajes exteriores, de gran importancia dramática en la narrativa, están especialmente logrados-- y consigue plasmar una historia que, si bien es algo distinta a la original, se me hace totalmente reconocible. Creo que la principal diferencia con la novela es que esta versión dota de mayor protagonismo al tormentoso vínculo entre Watanabe y Naoko y despoja de matices a la deliciosa relación entre el Watanabe y Midori (yo también he echado de menos algunas de sus conversaciones); pero no me parece una mala opción: gracias a ello (y a la interpretación de Rinko Kikuchi) probablemente he podido apreciar algo más a un personaje psicológicamente tan complejo como Naoko (sí, ya sé que la chica da mucha pena, pero la verdad es que a mí nunca me llegó a caer demasiado bien). En definitiva, Tokio Blues no es fácil de contar, ni con palabras ni con imágenes, y creo que esta película hace un trabajo más que digno al plasmar esta historia de chicos y chicas buscando su identidad, de responsabilidad, pérdida, amor y sexo.

Ps. El polvo con Reiko ni lo pillé en la novela ni lo pillo en la película xDD.

Ps2. Por cierto, tras haberme leído prácticamente toda la obra de Murakami, he llegado a la conclusión de que, a pesar de que creo que tiene un estilo muy interesante y una forma única de narrar, sus historias no me llegan del todo (Kafka en la orilla me pareció insufrible, sorry). Supongo que Tokio Blues (y, en menor medida, Al Sur de la Frontera) es la excepción, probablemente por ser la novela de Murakami más declaradamente romántica y la menos escorada en su peculiar surrealismo (ahora mismo estoy alucinando (literalmente) con 19Q4. La historia decididamente tiene un qué, pero es raruna, raruna… ).

Mercè dijo...

Esperaba esta entrada... :D

Tokio Blues también es uno de mis libros favoritos. Bueno, de hecho Murakami, para mi, es uno de los mejores escritores contemporáneos. Por el contrario que a Cos, a mi me encantó Kafka, puede que más que Tokio, y Crónica que da la cuerda al mundo también está muy bien... pero es al estilo Kafka.

Bueno, al caso... la peli. Creo que es un libro muy, muy difícil de adaptar al cine porque mucha de la narrativa de Murakami no deja de ser descripción de sentimientos y emociones... y, ¿cómo se puede llevar eso al cine? Pues haciendo una peli lenta, lenta, con un montón de silencios e imágenes... pero, por el contrario, creo el director ha sabido transmitir toda la carga emocional de Watanabe. La esencia de la historia.
Dejando de lado que hay cosas que se las salta o no las nombra, también hay imágenes que creo que se podrían ahorrar (¿ese minuto largo cuando se hace el corte en la mano mientras trabaja? ¿por qué?).

Bueno, a pesar de que se me hizo un poco lenta (ya no sé si por mi estado "redondo" que no me permitía estar cómoda en la butaca del cine ^^) en el fondo me gusto porque reconocí la historia y la esencia de ella, que es la relación entre los personajes y el conflicto de emociones.

Estoy un poco espesa hoy... espero que me haya hecho entender ;)

Nos vemos!!

JM dijo...

@Cos
Joé, chica, qué bien te explicas. Me ha encantado tu comentario ^^ Si fuese un poco más sensible y analítico, es más o menos lo que en realidad hubiera querido escribir...;p

En la entrada, se me ha ido por completo el mimo que en la película se presta a la belleza paisajística que señalas. Después de haberla escrito he leído por internet que el director de fotografía había trabajado con Wong Kar-Wai (en In the mood for love, por ejemplo), así que el paralelismo en la textura de las imágenes dejaría de ser casual.

Como tú, lo que más lamenté de esta adaptación fue la “simplificación” de Midori: en el libro era muy divertida, con esa forma de avergonzar a Watanabe mediante sus constantes preguntas y comentarios sexuales; Nagasawa y Hatsumi también quedan algo desdibujados (el destino de ella me impactó mucho). Supongo que es normal en los tres casos, pues el núcleo reconocible de la historia son Watanabe y Naoko, pero no sé… será que tampoco era demasiado fan de Naoko ñ_ñU. Siempre la vi como una chantajista emocional (aunque Rinko Kikuchi consigue que me dé una pena tremenda).

Tenía mucho interés en comprobar si la versión cinematográfica lograba captar la esencia de la novela. A mi parecer lo consigue a medias
Same here. A medias es como creo que se quedaría alguien que vea la película y no haya leído el libro, sobre todo al final (y yo que suelo pretender mantener el terreno del spoiler free…;p). A ver, el polvo con Rioko es difícil de explicar. Hmmm... Es una celebración shintoista en homenaje a Naoko, un canto a la vida en forma de acto sexual de las dos personas que más la quisieron, algo íntimo que hará que la recuerden, algo bello aunque cuando lo acuerdan parece que se dirijan a un fusilamiento; además... es coña. Que sí, que no hay por donde cogerlo ;p

¡Besos!

PD: muy apreciada por varios lectores de este blog
¿Esta es una velada referencia a mi persona? ;P

De velada, nada ;)

PD2: Yo creo que la lítel pípol es un experimento de la Dharna Initiative…


@ Mercè
Hablando de los que han leído el libro, Cos y yo hablábamos de ti hace un rato. Nos ha asaltado una duda que la mención a tu redondez ha disipado XD Dos horas y pico en la butaca deben de suponer una tortura para ti… ya sabes, comedias de noventa minutos, nada más ;p

En tu blog queda muy claro que te encanta todo lo de Murakami. Como solo he leído Tokyo Blues, no conozco sus idas de olla. ¿Has leído el último, 1Q84? Cosette me lo va contando y me gusta lo que me cuenta, pero no sé si disfrutaría de la experiencia "al completo" (ella me resume lo que va leyendo y, a veces, me deja algún fragmento puntual para leer).

Yo también pienso que no había muchas más formas de adaptar la novela. Si te fijas, pasan por alto que toda la historia sea un recuerdo del Watanabe adulto, salvo algún fragmento (como la decisión de Hatsumi) en que la voz en off da a entender que esto ya ha pasado. La elección de un tempo lento le pega al giro dramático que el director le ha querido dar, con los paseos en silencio, la gravedad en el ambiente a causa de la condición de Naoko, etc.

La imagen que comentas, la del corte en la mano, me parece que ocurre cuando Midori llama a Watanabe para decirle que su padre ha muerto. Lo interpreté como la exteriorización de la frustración que le consume: no sabe cómo ayudar a Naoko y tampoco ha sido capaz de apoyar a Midori y golpea el cristal del cuadro (no se entiende bien, todo sea dicho, a mí lo del puñetazo me lo chivó Onari). Un japonés perdiendo los papeles no es algo que se vea todos los días…;p Ya que estamos con interpretaciones, ¿tú qué opinas del polvete entre Watanabe y Reiko?

Ah, y tranquila, claro que te has hecho entender ;)

¡¡¡Un besazo, y muchos ánimos en la recta final!!!

PD: acabo de darme cuenta de que no recibo las últimas actualizaciones de tu blog. Suele arreglarse cuando lo borro de la lista de enlaces y lo agrego de nuevo, pero esta vez no… Why?

Mercè dijo...

Hola de nuevo!

Pues la verdad, no sé porque no te salen las actualizaciones de mi blog... aunque hace un montón que no actualizo (dicho sea de paso)... Tengo una próxima entrada en mente, pero antes tengo que acabarme el libro ("Sueño del Fevre", de George RR Martin). Por cierto, he acabado ya el segundo de Juego de Tronos ^^

Sobre Murakami. El último libro, 1Q84, no me lo he leído aún, aunque he leído muy buenas críticas de él. De Murakami ahora me estoy leyendo uno que se llama "El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas"... A ver qué tal. Ya haré su entrada al blog también cuando me lo acabe. ^^
De la peli: ahora tal vez me equivoque, pero diría que empieza ya dando a entender que toda la historia es un recuerdo.
Y en cuanto a la escena del polvete entre Reiko y Watanabe... pues no entiendo bien bien el porqué... tal vez como Reiko era la persona que mejor entendía a Naoko en aquel momento y por lo tanto podía ayudar a Watanabe a entenderla, el hecho que al final se acuesten es como una especie de unión con Naoko. Como tu dices, un homenaje a ella, de las dos personas que más la quisieron...
Pero ya ves tu... situación compleja donde las haya XD

Gracias por los ánimos en esta recta final... la verdad es que está siendo más dolorosa/molesta de lo que me esperaba... (estoy a un día de salir de cuentas... a ver si nace pronto!! ^^)

Buenas noches!