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22 de diciembre de 2010

Cine: "La Red Social"

Cuando se estrenó La Red Social, me pregunté qué interés podría despertar una película sobre Facebook en el espectador medio. Para mí, ninguno; no tengo cuenta en ese invento de Satán y tampoco la menor intención de abrirme una, pero la cinta venida avalada de forma unánime por crítica y público. Además, aseguraban que no hacía ninguna falta conocer y gustar del invento para disfrutar de sus incontables virtudes. Al final, decidí darle una oportunidad.

Tras el visionado me asaltó otra pregunta: ¿Para qué narices he ido a ver una película sobre Facebook? Nos cuentan la historia del programa y de cómo Mark Zuckerberg, el rarito que lo inventó, dio por saco hasta a su sombra para sacar el proyecto adelante. Al final, me molestó que en una película autoconsiderada "inteligente" no me dejaran siquiera sacar mis propias conclusiones: por lo visto, Zuckerberg no era un gilipollas (un personaje nos lo aclara tal cual, ¡qué suerte, la nuestra!). Lo peor no es eso sino que ―voy a asegurarme de que captéis bien el mensaje, no sin antes concederle el estar competentemente filmada― La Red Social es ABURRIDA, un plomo de dos horas y diez minutos que no cuenta nada que no se intuya desde la segunda escena.

Mientras nadie demuestre lo contrario, tengo claro que tanto bombo viene de bailarles el agua a Aaron Sorkin, padre de El Ala Oeste de la Casa Blanca, y a David Fincher, director de Seven o El Club de la Lucha. A lo que me da por entonar a los cuatro vientos, por enésima vez, que a True Blood no la salva ni Alan Ball, y que La Red Social, sea de quién sea, no es para tanto. Tan solo hay una escena en la que siento que detrás de la película hay un director con personalidad, con algo que decir, pero está tan desconectada del conjunto en lo formal y en lo narrativo que bien podría haber caído en montaje.

¡Amigos para siempre!
Opino sinceramente que los apellidos no deberían ser tenidos en cuenta a la hora de valorar un producto o, si se tienen (como en este caso, principal reclamo del producto), que sirva para subir el listón y no para bajarlo ―la inmunidad artística es muy peligrosa―. Pese a todo, es mejor que no escuchéis mis palabras envenenadas, pues los entendidos dicen de La Red Social que es el Ciudadano Kane del siglo XXI, ni más ni menos que la mejor película de la historia... ¿Y quién soy yo para llevar la contraria a los entendidos, eh? Evidentemente, no puedo sino estar de acuerdo con ellos: la de Welles también era un peñazo.

¡Saludos!