Mis queridos lectores, ¿qué mejor momento que
primeros de agosto para dar carpetazo al difunto 2015? :p
Para Cosette y para mí fue un año de poco cine y nos
resulta imposible llevar al día el mercado actual de series; en consecuencia, la
siguiente recopilación es incompleta y, por supuesto, irremediablemente
subjetiva. A por ello.
LUTHER
Mención especial al retorno de mi policía británico
favorito, tan competente como torturado. Solo han emitido dos capítulos de la
cuarta temporada (¿habrá más?), pero han bastado para quitar el mal sabor de
boca que me dejó el final de la tercera. Nuevos personajes en viejas
situaciones que conservan el aroma de lo que hace grande a esta serie.
THE AMERICANS
Con cuatro temporadas a sus espaldas, la historia de
este matrimonio de agentes soviéticos viviendo en suelo americano ha alcanzado
la madurez y amenaza con seguir dando momentos inolvidables a la par que
angustiosos (¿sabíais que una persona cabe en una maleta de viaje? ^_^U). Los
protagonistas han evolucionado y los dilemas a los que se enfrentan han dejado
de ser exclusivamente de seguridad nacional: ¿por qué hacemos lo que hacemos?
¿Qué herencia queremos dejar a nuestros hijos? A esta serie superlativa e
imprescindible le auguro un final agridulce. Si no habéis empezado con ella,
ved el piloto y comprobad qué sensaciones os da; si os defrauda, os devuelvo el
dinero :p
HOMELAND
Un hombre de verdad sabe reconocer cuándo bajar la
cabeza y aceptar que algo es más grande que sí mismo: Homeland debe de serlo,
digo yo… porque si no menciono la quinta temporada mi novia me deja.
Coñas al margen (:p), Homeland hace unas cuantas cosas bien. La
primera es el reinventarse cada año bajo el prisma de la amenaza terrorista. La
segunda son las aristas no siempre amables de Carrie Mathison, riesgo
aplaudible como espectador. Es un personaje en crecimiento constante; quienes
pensábamos que la maternidad iba a ser una lacra para la serie posiblemente no
supimos ver que tal vez sea la gran vía de redención para Carrie. La tercera es
la clarividencia, con conflictos internacionales que se asemejan de modo
terrorífico a la situación actual del bloque del este (“This is the new normal,
gentlemen”). La cuarta son los villanos y, en esta ocasión, Alison (Miranda
Otto) ha demostrado que las puñaladas también pueden venir de aquellos en
quienes confías. La quinta es Peter Quinn, secundario que se ha ganado el ir
avanzando de posición en los posters promocionales hasta ser un clarísimo
favorito de los espectadores, capaz de robarle el protagonismo a la mismísima Carrie
(incluso con líneas tan flojas como la de este año) o de poner en duda cómo se
forjan las relaciones más importantes de la serie… Como no quiero entrar en el
terreno de los spoilers, solo añadiré esto: ¡nos tienes en vilo, Quinn!
THE KNICK
- Te ilumina, rueda y edita él solo una “serie de
médicos” como la copa de un pino.
- Decide que sea de época, a principios del XIX,
porque la medicina moderna está muy vista.
- Le da una personalidad sonora y visual
inconfundible.
- Se rodea de un casting sin fisuras.
- Escribe a un grupo de personajes grises y
complejos; en definitiva, muy humanos.
The Knick es una de esas series que tienen que
recomendarte porque probablemente no verás demasiado publicitada. Si os llega
el canto de sirena, no os tapéis los oídos y abrazad su melodía.
MR ROBOT
Esta historia nos habla de la revolución en las
sombras contra el control de la macrocorporación E-Corp (Evil Corp, como no
dejan de llamarla), enfocada desde la perspectiva de un grupo de hackers. Utiliza
imágenes y nombres reales para criticar el mundo contemporáneo; emplea argot
informático de modo alienante; bombardea sin miedo con planos incómodos, tempo inquietante
y música machacona; está protagonizada por seres que habitan en la frontera de
la cordura… Eliot y Tyrell
Wellick, su némesis, serán difíciles de olvidar. Ah, y me
inclino antes esos títulos de crédito propios de un Tarantino desatado.
Mr Robot es singular, probablemente la cosa más rara
y arriesgada que he visto en TV (no tengo ni idea de por dónde irán los tiros
en las segunda temporada). Aunque me ha encantado, soy incapaz de recomendarla.
AGENT CARTER
La agente Peggy Carter fue uno de los muchos
hallazgos de Captain America. Reconocer su valía con un spin-off ha redundado
en un acierto detrás de otro, y Hailey Atwell (una actriz fantástica) ha
exprimido cada segundo en pantalla.
Mantiene el tono de espionaje y aventuras de la
película original, muy logrado pese al ajustado despliegue de medios. Al
espectador se le presupone un conocimiento “básico” (saber quiénes son Steve
Rogers/Capitán América o Howard Stark, y la relación que tenían con Peggy),
pero en general encaja en la cronología Marvel sin que eso suponga una lacra
insalvable para los no iniciados. Logra desmarcarse de las ataduras del
original gracias a personajes carismáticos y a un guion fresco y ágil que se
beneficia de la química que mantienen entre ellos.
Recuerdo que el piloto me dejó un poco indiferente,
pero el ritmo mejora una barbaridad a medida que pasan los capítulos. Es una
serie divertida sin dejar de ser oscura que al final me tenía enganchado sin
remedio, siempre con ganas de más y gozando de cada chliffhanger, marca del
género. Ya sea por completismo o para pasar un buen rato, Agent Carter es una magnífica
elección.
Update: ugh, la han cancelado… lo cual no anula nada
de lo dicho. Go, Peggy, go!
MOZART IN THE JUNGLE
Me aproximé a ella con cautela, como si fuera un
animal salvaje que huiría de mí en cuanto me viera, pero me cautivó con
sencillez, buen rollo y cierto grado de locura. Entre los modos de tratar el
ambiente entre bambalinas de una orquesta de primer nivel, temía que la
escogida por Roman Coppola y Jason Schwartzman se regocijara en el ombliguismo;
sin embargo, su retrato de las élites es crítico, condescendiente y simpático.
Quiero pensar que saben de lo que hablan y, precisamente por eso, han sabido
adaptarlo incluso a paladares no exquisitos como el mío.
Mozart in the Jungle se pasa en un suspiro gracias a
sus personajes, gente corriente en situaciones excepcionales y viceversa, y
tiene momentos de belleza musical y estética simpar (el caballo blanco en la
mansión, onírico, o ese emocionante ensayo en plena calle…). Me hizo ilusión
que Gael García Bernal consiguiera el Emmy por su interpretación de Rodrigo,
ese director de orquesta carismático, genial y atolondrado que dota de alma a
una serie fresca y dinámica. Si pongo más adjetivos voy a reventar… ¡vedla ya!
Update: justo ahora mismo veo que la segunda
temporada está disponible desde diciembre. Andar ocupado es fatal para las
aficiones :p
DAREDEVIL
Durante esta temporada televisiva he consolidado dos
opiniones. La primera es lo capital de que un producto audiovisual cuente con
buenos actores y actrices para implicarnos en la historia***. La segunda, solo
aplicable a ciertos tipos de producto, es que un gran villano multiplica la
diversión y el interés; puede incluso eclipsar al héroe… y eso está bien. El
Daredevil de Netflix cumple ambos conceptos a rajatabla, dando cuerpo a una historia
que conocéis de sobra: chico ciego con poderes es abogado de día y justiciero
en leotardos de noche. Si uno es capaz de aceptar la propuesta, el resto llega
solo porque, madre mía, ¡qué pedazo de serie primera temporada!
En esta ocasión, el abogado es Charlie Cox, a quien
no era capaz de imaginar en la piel de Daredevil hasta que le vi metido en el
ajo. Lo mismo con Vincent D'Onofrio. ¿Kingpin? ¡Anda ya! Pues es lo más
arrollador de un conjunto que deslumbra por su excelencia. El mimo con que se
construye a Wilson Fisk obliga a pensar en por qué no se ha hecho SIEMPRE así. El
desprecio total con que se define al villano ha salpicado a casi todos los Bond
(por nombrar a un damnificado obvio) y empaña una cifra no desdeñable de historias
en todos los formatos. Y volviendo al tema, Charlie Cox, Rosario Dawson
(Claire), Deborah Ann Woll (Karen Page), Elden Henson (Foggy) y Ayelet Zurer (Vanessa)
están fantásticos; el tono es perfecto y la trama sorprende a cada capítulo sin
dejar de avanzar ni tropezar con clichés absurdos que en otras creaciones del
género se perpetran con piloto automático. En conclusión: Daredevil es B R U T
A L.
*** Outlander y sus protagonistas (con la
expresividad de un cenicero) son la excepción de manual a la primera norma. La
presencia de Black Jack, tipo deliciosamente sádico y perverso, no fue
suficiente para compensar la tortura que suponía aguantar a Kaitriona Balfe y al tipo ese cuyo nombre me da pereza buscar en cada maldito plano. Está claro que nacer con un rostro agraciado tiene
su utilidad… Le dimos patada tras diez agónicos episodios.
*** Lo de The Man in the High Castle es distinto. Si
bien Alexa Davalos es incompetente y lo de Luke Kleintank directamente no tiene
nombre (es el sosainas carapalo de Joe Blake), Rufus Sewell, Rupert Evans, Cary
Hiroyuki Tagawa, todos los secundarios y un mundo bien construido hicieron que nos
cascáramos la primera temporada con extraño gusto.
Update: la segunda de Daredevil ha dejado bastante que
desear. Personalmente, he acabado hasta el moño de ataques ninja sin sentido y
hasta le he cogido un poco de manía a Matt (a veces parece corto). Ha habido elementos
positivos, como Frank Castle, Fisk (otra vez) o la evolución de Elektra.
Supongo que el problema fue dónde dejó el listón la primera… ¡Que la tercera
sirva de desempate!
JESSICA JONES
La calidad de Daredevil te lleva directo a Jessica Jones, también de Netflix y con la que comparte la ambientación del Hell’s
Kitchen neoyorquino. Por razones similares a su hermana de cadena, constituye
otro acierto: pies en el suelo, protagonista interesante (actriz ideal) y
villano de lujo (actor ideal).
Tal vez tenga alguna salida de tono en su tramo
final, pero es que el arranque es tan contundente que resultaba complicado
mantener el equilibrio. En este caso hay una trama paralela torpemente escrita
(el grupo de apoyo) que, gracias a una maniobra más o menos graciosa, nos deja
en un “bueno, por qué no”. También hay un secundario al que se da cierta
cancha, Luke Cage, que tiene muy poca presencia para tanto cuerpo… y lo dejo
ahí, que estoy de demasiado buen humor como para ponerme a rajar en serio. Sin
embargo, Trish y Simmonds aprovechan cada secuencia y se convierten en parte
esencial de la historia (¡mucho ojo con ambos!).
Salvo el par de pegas, Jessica
Jones es una serie perturbadora e inquietante, cruel como pocas, que se merece
que le echéis un vistazo al piloto: os dejará con el culo pegado al sofá y ya
no podréis volver a levantarlo.

SENSE8
Elección, identidad, amor, comunidad,
sacrificio, destino. Estos temas rondan en el imaginario de las hermanas
Wachowski desde su debut en la magnífica Lazos ardientes (Bound, 1995) y, sin
duda, estallaron en The Matrix (1999). Mucho ha llovido desde entonces, pero la
aparición de Sense8, su primer trabajo en TV, confirma que sus obsesiones
siguen ahí y conservan el buen pulso para atar una buena historia (sí, sí,
corramos un tupido velo sobre Jupiter Ascending).
La trama nos mete de lleno en la vida de ocho
individuos que, repartidos por los cinco continentes, no se conocen entre ellos
y nada tienen en común hasta que comparten la visión de una mujer que se
suicida. A partir de ese momento, todo dará un giro radical cuando descubran
que están conectados de una forma que no alcanzan a comprender.
Es sencillo trazar paralelismos con las ideas
expuestas en Cloud Atlas, que codirigieron junto a Tom Tykwer, que aquí
codirige y coguioniza. J.M. Straczynski también está detrás del proyecto.
Grandes nombres a los mandos y un casting impecable al frente de las cámaras,
herencia televisiva y cinematográfica de creaciones previas. Tiene el mejor
montaje que he visto en una serie de televisión, digno de elogio y sin tregua
para el espectador. Es ambiciosa, aunque la verdad es que toca unos palos mejor
que otros (ay, Wachowskis, qué insistencia en el amor…), por lo que es muy
fácil hacerse fan de Nomi y Amanita y cuesta un poco compartir la “química”
entre Kala y Wolfgang, por ejemplo. Lito (maravilloso Miguel Ángel Silvestre),
Sun, Riley, Capheus… cada personaje tiene algo que lo hace especial, merecedor
de formar parte de este peculiar experimento.
En este caso, tampoco tengo idea de cómo
piensan desarrollar la historia durante la segunda temporada (cosa que me
encanta) y, por desgracia, tendremos que esperar a diciembre para saberlo. Es
complicado hablar de Sense8 sin desvelar alguno de sus secretos, conque no
dejéis que os cuenten nada sobre ella: lanzaos al vacío y disfrutadla u odiadla
sin más. Sea lo uno o lo otro, volved para compartir la experiencia ;)
Dejo en el tintero a Penny Dreadful (de la que
solo me falta por ver el capítulo final), la primera de The Expanse (muy
recomendable, y sobre la que podéis leer aquí) y alguna más que ahora no recuerdo. Pero o subo ya esta entrada o
quizá pasen dos años y medio más…
¡Saludos!
(PD: os he echado mucho de menos y no sabéis la ilusión que me hace publicar esto, aunque sea tarde y mal. ¡Gracias por llegar hasta aquí!)