30 de octubre de 2013

Cine: "Gravity"


Kowalski (George Clooney) es un experto astronauta a punto de retirarse. Stone (Sandra Bullock) es una ingeniera con la formación básica para sobrevivir en el espacio. Ambos se encuentran en misión reparando los paneles de comunicación de un satélite cuando un grave accidente los deja a la deriva, con lo puesto e incomunicados. Su objetivo: regresar vivos a la Tierra sin ayuda externa.

"Menos es más". Eso debió de pensar Alfonso Cuarón a la hora de embarcarse en Gravity. Armado con solo dos personajes y el espacio exterior, el director mejicano se las ingenia para crear tensión durante hora y media sin abusar de melodrama ni efectismos. El concepto me recuerda a Enterrado (en la que un hombre pasaba todo el metraje encerrado en un ataúd), pero sin alcanzar lo extremo de aquella propuesta... en el buen sentido. Incluso la banda sonora, de tinte épico a la par que intimista, solo asoma para acompañar contadas escenas.


Gravity supone un logro técnico fruto de cinco años de trabajo; tales eran los requerimientos para alcanzar la cota de perfección visual deseada por el director. Todo lo que vemos en pantalla a excepción de los actores y algunos interiores ha sido creado íntegramente de forma digital. Destaca también la voluntad por recrear de forma plausible la vida en el espacio (plausibe no significa 100% realista, y probarlo parece el nuevo y obsesivo trending topic en la red). Además, el 3D da control sobre la profundidad de campo y potencia la sensación de flotación e inseguridad mediante mareantes planos en primera persona. En ese sentido nos encontramos ante un nuevo Avatar donde la tecnología tridimensional se aplica como es debido y no como el parche de última hora que tan mala prensa le ha dado. 

En cuanto al aspecto humano, Clooney tira de carisma (Kowalski parece una proyección de su persona pública) y nunca entenderé el odio que suscita Sandra Bullock. En este caso desarrolla su complicado papel mostrando contención; de haber algo cuestionable es atribuible al guión y no a la interpretación de la actriz (según Hollywood, para que una mujer sea más mujer tiene que ser esposa o madre... en fin). 

Gravity es una película sensorial, para experimentar en la sala de cine: su hora y media se disfruta tanto como se sufre. La tensión puede acabar con tus uñas o con tus nervios, en función de cómo te la tomes. Siendo puntilloso, hubiera preferido que empujaran las fronteras de lo narrativo tan allá como las de lo técnico y nos regalasen una incontestable joya del género. 

¡Saludos!

26 de octubre de 2013

Cine: "Rush"

Si la F1 os interesa tan poco como a mí, no temáis: podéis ver Rush, comprenderla y, lo más importante, disfrutarla. El director Ron Howard, curtido en esto de los biopics (Cinderella Man, Una mente maravillosa) y películas "oscarizables" (Apolo XIII), ha resultado ser el candidato perfecto para narrar de forma ejemplar la rivalidad entre Niki Lauda y James Hunt desde sus inicios en la F3 hasta el campeonato del mundo de la categoría reina en el 76.

El reparto también es estupendo: al frente, Daniel Brühl y Chris Hemsworth dan vida a Lauda y Hunt; alrededor, alguna cara con nombre propio (Olivia Wilde) y un largo etcétera de secundarios ilustres. El germano catalán lleva años probando su valía en proyectos internacionales, hecho que aquí consolida recreando al detalle el aspecto y las formas del piloto austríaco ―que, por cierto, ha dado su visto bueno al proyecto―. Hemsworth sorprende a los que solo veían en él a un dios nórdico carnaza de blockbuster y borda a un personaje mujeriego, alcohólico y adicto al riesgo. Porque Downey Jr no se parece en nada a Hunt, que si no...

Lauda, la máquina; Hunt, el pasional. En la pista y fuera de ella, la película se preocupa por dar igual importancia a ambas figuras y mostrarlas como son, sin juzgarlas ni embellecer su difícil carácter antitético. Si bien no son abiertamente desagradables, distan del héroe clásico cuyos valores ennoblecen su gesta: tienen matices, son gente normal en circunstancias excepcionales que acaba calando. A nivel argumental, desconocer los hechos reales en que se basa el guión contribuye al factor sorpresa. En su pugna constante por el primer puesto hay ecos de Mozart y Salieri o cualquier pareja de genios antagonistas que enriquezca las páginas de la historia.


El guión de Peter Morgan tiene tacto y consistencia. Huye del melodrama incluso cuando la historia (y el cliché) lo pide a gritos. Además, el mundo del motor pasa a un segundo plano muy presente en favor de los personajes, como debería suceder en toda buena cinta deportiva (cuánto te extraño, Friday Night Lights...). Sin embargo, Howard ha tenido ojo y ha sabido satisfacer por igual tanto a los acólitos como a los no iniciados con imágenes poéticas cargadas de espectacularidad. La F1 luce en pantalla como no lo había hecho antes.

Rush tiene todo lo que se puede pedir a una película: un director en forma, actores entregados, una buena historia, amor, efectos digitales de primera, tragedia, una banda sonora cargada de nostalgia... Para mí ha sido una agradable sorpresa; cuando la recomiendo la respuesta habitual es "¿de verdad?". Sí, de verdad: id a verla mientras aún podáis. Si ya es tarde, recuperadla en dvd llegado el momento. Ha hecho poco ruido pero atesora tal calidad que no sería de extrañar verla alzarse con alguna estatuilla dorada el próximo mes de marzo.

¡Saludos!

PD: Happy B'day, Cos! ;)

5 de octubre de 2013

Cine y series: un poco de todo (IV)

DREDD 
En esta nueva adaptación del comic de Judge Dredd (a la que nadie llama "reboot" por evitar siquiera mentar el churrete que Stallone nos endosó en 1995), Karl Urban se enfunda el casco del juez y ejerce su particular justicia en una trama que va al grano: "nos han encerrado en un edifico de 200 plantas y quieren matarnos; para salir vivos de esta hemos de matarlos nosotros a ellos primero". La película hace de la sencillez su mejor baza sacando el máximo partido a un mundo distópico austero y aliñando el asunto con la novata a la que Dredd debe evaluar en un "training day" que se torna infernal. Por ahí también anda Lena Headey dando vida a Ma-Ma, una villana implacable encargada de poner contra las cuerdas a los jueces. Huelga decir que lo pasa en grande y se nota. 

Lo que me impidió disfrutar al máximo fue el haber visto antes la salvaje The Raid, con la que Dredd guarda demasiadas semejanzas (el edificio laberíntico un personaje más, la masacre, los aliados y enemigos que se van creando, etc.), quedándose un peldaño por debajo en atrevimiento pero destacando en el carisma de los intérpretes. Cada cual en su género (Dredd en acción y The Raid, artes marciales), ambas son una buena elección.

¡ROMPE RALPH! (WRECK-IT RALPH!) 
Ralph, enemigo del videojuego "Repara-Felix Jr", lleva treinta años viendo cómo Felix se lleva medallas mientras él solo despierta rechazo allí donde va. Cansado de ser "el malo" del juego, se marcha a otros mundos en busca de aventura (y medallas) para probar a los suyos que él también puede ser un héroe. Evidentemente, no tiene ni idea del caos que está a punto de desatar...

Al ser Disney el vehículo para homenajear tres décadas de tradición consolera, no podía faltar la dosis de valores proyectados en cada escena: bondad, amistad, superación, compañerismo, etc. Fuera del área de confort está el propio Ralph (a quien se coge cariño a medio plazo y es exactamente igual de arriesgado que poner a John C. Reilly de prota en una película de carne y hueso), un romance la mar de divertido y un hallazgo tremendo: Vanellope Von Schweetz, la cosa más adorable y simpática que se ha visto en pantalla desde que el gato con botas puso ojitos de cordero en Shrek. La película tiene ocurrencias  como hacer del mundo de los videojuegos un trabajo normal (cuando el salón recreativo cierra, los personajes se socializan) o tratar las reuniones de villanos cual grupo de alcohólicos anónimos. También acierta al no convertir la aventura de Ralph en una simple visita a diferentes géneros y, una vez reunidos los cuatro personajes principales, trabajar en desarrollarlos y no en expandir el universo de los videojuegos. 

¡Rompe Ralph! es una película eminentemente infantil pero los adultos (sufridores padres) también disfrutarán con la solidez de la propuesta y, tal vez, sentirán una agradable punzada de nostalgia.

STOKER
Como carta de presentación en el mercado internacional, el coreano Park Chan-wook dirige un guión de Wentworth Miller que nos cuenta cómo la inesperada visita del tío Charlie sacudirá la vida de India Stoker, destrozada tras el reciente falecimiento de su padre. También sacude a aquellos espectadores que nos resistimos a la impunidad otorgada por el sello de autor y buscamos sentido al despropósito narrativo que acontece en pantalla. Stoker versa sobre la belleza de la maldad y el horror, conque no le tiembla el pulso a la hora de justificar su tesis de cualquier manera y revolcarse de gusto en escenas completamente ridículas que, se supone, deberían ser el deleite del crítico profesional. Lo preocupante es que lo fueron.

Le concedo una cuidada fotografía, una edición de sonido intrigante y la interpretación de Mia Wasikowska, que hace lo que puede con un guión inverosímil en el mejor de los casos. Como diría nuestro querido Lord Reaver, es para mear y no echar gota.

DANDO LA NOTA (PITCH PERFECT) 
No es la típica historia de chica busca chico, pero lo acaba siendo. No es la típica historia de amistad y moralina, pero lo acaba siendo. No es la típica comedia musical (herencia directa de Glee), pero también lo acaba siendo. Sin embargo, se sale con la suya gracias a secundarios excéntricos (Rebel Wilson, Hana Mae Lee) y a cierto gusto por lo bizarro.

Lo mejor: los secundarios, los comentaristas pasados de vueltas (Elizabeth Banks y John Michael Higgins) y la segunda escena del vómito (sí, hay dos).
Lo peor: que no vaya más por ahí.

En resumen, entretiene incluso a los que no somos fans de los musicales.

BREAKING BAD (Temporada 1) 
Más vale tarde que nunca: acabo de ver los siete episodios que conforman la primera temporada de Breaking Bad. Me ha gustado bastante. En lugar de desgranarla (a estas alturas está fuera de lugar), me limito a lanzar dos comentarios off-topic:

1) El ritmo es pausado; otro tipo de series (no señalo a nadie) condensarían estos siete capítulos en tres o cuatro. Es una agradable sorpresa que el formato haya funcionado. 

2) Debido a su inminente final, la serie ha tenido una exposición muy fuerte durante los últimos meses. Incluso no siguiéndola, era inevitable ignorar los comentarios al respecto. El último, en el blog de George RR Martin: "Walter White es un monstruo más terrible que cualquier habitante de Poniente". Como es lógico, en estos siete capítulos no hay ni rastro de esa afirmación (al contrario, por mi parte hay empatía). No obstante, resulta difícil ver la serie sin sensación de anticipación, sin valorar las acciones de Walter viendo ecos e imaginando ese futuro oscuro que está labrándose o al que está abocado. Tengo mucha curiosidad.

¡Saludos!