25 de septiembre de 2013

Cine: "La gran familia española"

Adán, Benjamín, Caleb, Daniel y Efraín; cinco hermanos con nombres de herencia bíblica en orden alfabético (no llegaron a ser siete como en Siete novias para siete hermanos porque la vida, al fin y al cabo, no es una película). A los dieciocho años, Efraín va a casarse con Carla, su novia adolescente embarazada. Aunque algunos piensan que está repitiendo los mismos errores que su padre, él está convencido de lo contrario pese a las señales. Una bien grande y luminosa es que España ha llegado por primera vez a la final del mundial, que se juega ese mismo día. ¿A quién se le ocurre casarse en un momento así? El evento (la boda, no el partido) reunirá a toda la familia porque asistirán Caleb, en exilio voluntario como médico en África desde hace dos años, y la madre de los muchachos, que destrozó el corazón de su marido al abandonarle tiempo atrás. Gravemente enfermo, él aún sueña con recuperarla... Una pizca de comedia, una cucharada de drama y un generoso chorro de costumbrismo. Así es La gran familia española, la nueva película de Daniel Sánchez Arévalo. 

El realizador se adentra en la supuesta calidez del núcleo familiar para hablar de deseos, inseguridades, amores imposibles, frustraciones y secretos. Una boda y el regreso del hijo pródigo son el caldo de cultivo ideal para defender su hipótesis: vista desde fuera, ¿qué familia no está como un cencerro? Protagonizan la película Quim Gutiérrez, Verónica Echegui, Miquel Fernández, Roberto Álamo, Héctor Colomé (estupendos, todos), Antonio de la Torre y un tridente de sangre nueva que da la talla. Los jóvenes resultan perfectamente creíbles gracias a una forma de hablar y comportarse que a un adulto le puede resultar ridícula (la adolescencia va de darte vergüenza a ti mismo cuando maduras). Como decisión podrá gustar más o menos, pero hay que aplaudir la valentía del guión al representar fielmente esta época tan mejorable de la inteligencia. Además de contar con un casting sólido, el tema de las familias y las bodas siempre da juego. Sin embargo, algo no cuaja. 


Soy el primero que se alegra de que el fútbol tenga un peso inexistente en la trama más allá del paralelismo con la esperanza y el ver las cosas de forma positiva, haciéndose eco del cambio que dejó atrás aquella frase tan gráfica de "la España de cuartos" (la propia película lo expone así). Por eso no comprendo que en el trailer y los posters la vendan casi como Días de fútbol II, aunque esto es lo de menos. El auténtico problema radica en la irregular fusión de comedia y drama. En global pretende ser lo primero pero cuando mejor funciona es al subirse al carro de lo segundo: el conflicto de uno de los dos triángulos amorosos, la rivalidad fraternal o el impacto en los hijos de la enfermedad del padre. 

La historia se endereza a medida que avanza y acaba dejando buen sabor de boca, lo cual no es óbice para que perdonemos fragmentos que patinan. Por ejemplo, la ceremonia de boda es un bochornoso videoclip musical que no sé por dónde coger a menos que, sin ánimo de ofender, sea... ¿una boda poligonera? Me lo planteé por primera vez intentando encontrar una explicación a la escena: el personaje de la prima (brillante) o  la hermana de la novia lo justificarían; más allá de ahí supongo que es cuestión de perspectiva. En cualquier caso, pienso que "Feel so close" es un tema excelente pero montado con esas imágenes y sin sonido ambiente queda fatal. Lo dicho, un mal videoclip. Luego tenemos la línea argumental del hermano mayor, que está aislada y no aporta nada al conjunto. Antonio de la Torre es una máquina (ved Grupo 7 o Gordos), pero su papel de depresivo es muy poco gratificante; un tijeretazo a la línea completa le sentaría estupendamente al ritmo de la cinta. Lo contrario ocurre con Benjamín, que al principio descoloca con su discapacidad intelectual, pero termina por ser una aportación divertida, cohesiva y emotiva.


La gran familia española es una película irregular que sale mejor parada de lo que su arranque pronostica. Hay que agradecérselo principalmente a los actores, que cargan con las dos vertientes del guión y sus altibajos. No he visto Primos (con la que, según dicen, esta guarda más semejanza), pero en AzulOscuroCasiNegro y Gordos encontré una personalidad que aquí solo despuntaba en escenas que valen su peso en oro. Regular por la comedia, muy bien por el drama.  

¡Saludos!

Reflexiones de bar:

1) De entre todos los apelativos cariñosos del mundo, "Bolita" no contaría entre mis favoritos.

2) Es una lástima que la ración de Raúl Arévalo sea tan escasa.

2) Caleb es trágico y épico; se merece una peli para él solo. Quim Gutiérrez es un actorazo.

3) Para quienes ya la hayan visto, ¿qué os parece el discurso final de Cristina, el personaje de Verónica Echegui? Me sorprende la reacción de su interlocutor; la mía sería justo la contraria.

15 de septiembre de 2013

Off-topic de "Luther" y "The Killing": crímenes televisivos


John Luther y el binomio formado por Sarah Linden y Stephen Holder en The Killing son dos caras de la misma moneda. Ambos se adscriben al género policial centrado en la figura del detective, pero cada cual lo enfoca a su manera. Luther, efectista y cortada por el patrón británico de 6 ó 4 capítulos por temporada, tiene pequeños arcos de un par de episodios centrados en el psicópata de turno que entabla una dinámica de gato y ratón con Luther. La pareja de detectives de Seattle trabaja en un mismo caso durante toda la temporada (dos, si es preciso); de tempo pausado y desarrollo realista, la investigación se ramifica, se estanca, despista con falsos culpables y aporta todo lo necesario para tenernos pegados diez horas a la pantalla. Las dos propuestas son sólidas y se defienden con garra en su terreno, pero a la vez generan controversia. ¿Por qué? La resolución de los casos no convence, algo que parece característico no de estas dos obras en particular sino de un mal intrínseco al género.


En investigaciones como las de The Killing llega un punto en el que hay varios sospechosos o, peor aún, ausencia de ellos. ¿Quién es el asesino, entonces? ¡El menos esperado! Este afán por sorprender a menudo socava una labor de contención y buen hacer construida con paciencia capítulo a capítulo. Además, no solo frustra una expectativa razonablemente creada sino que deja una sensación de traición que tiende a empañar la temporada entera (por injusto que eso sea). Luther, con sus dos o tres mini casos por tanda, lanza la casa por la ventana en los últimos capítulos y aumenta su ya de por sí frenético ritmo desviándose del estándar, lo que en territorio británico significa recurrir a la presencia de armas de fuego (la policía de a pie no va armada y la tenencia pública por parte de civiles está duramente sancionada), secuencias de acción y, en consonancia, alguna que otra muerte (si me pongo a hablar del final de la cuarta temporada me caliento...). El resultado es similar al de The Killing: disconformidad, quizá decepción. Un conjunto que chirría.

Existen teorías sobre disfrutar el viaje, que lo importante es el camino y no la meta, que el proceso es tan relevante como el resultado. Lo comparto en ciertos ámbitos vitales y filosóficos, pero sugerir su práctica en el de la creación de ficción televisiva, cinematográfica y sobre todo literaria me parece una forma irresponsable de escurrir el bulto en beneficio de de los creadores. Por supuesto, hay factores externos en televisión que pueden arruinar un plan maestramente trazado, como un actor desertando porque quiere cobrar más o irse a otra serie donde le ofrecen mayor protagonismo. Sin embargo, las resoluciones podrían (deberían) estar mejor atadas en general. Ojo, un final perfecto puede ser abierto, agridulce e incluso dejar en muy mal lugar a sus protagonistas siempre que el tono y evolución de la obra permitan esa posibilidad.


Esto último deriva en otro factor a tener en cuenta: la baja tolerancia a la frustración en el público. Hay cosas que no se nos pueden hacer... o eso nos han permitido pensar porque nuestra presión de grupo ha repercutido en que, a efectos de viabilidad, así sea. Un producto mainstream tiene por objetivo hacer feliz al mayor número de espectadores posible, conclusión a la que se llega mediante matemática pura: si de diez personas va a disgustar a cinco, no se hará. Siguiendo con el ejemplo del género policial, damos por sentado que ciertos personajes son intocables (ese secundario encantador) o que si la vida de un niño pequeño corre peligro no hay nada que temer; los críos son sagrados. El asesinato de un niño es con frecuencia el detonante de la investigación, pero rara vez se cargarán a uno en cautiverio al final del caso. No es que en la vida real no suceda (como dicen, pasadas 24 horas tras la desaparición...), sino que si hacen según qué un buen número de espectadores pueden retirar su apoyo a la propuesta.


Luther y The Killing son obras que cuestionan y en ocasiones rompen estas normas no escritas. Semejante atrevimiento formal nace al abrazar y potenciar la oscuridad de sus protagonistas y sus tramas; es la razón por la que me entristece que sean precisamente ellas las que al final sucumben al cliché o ponen en evidencia su propia fórmula. En su tramo final, son ese alumno tocado por el talento pero irritantemente perezoso que se conforma con el notable y al que debemos presionar para que se esfuerce porque sabemos que es capaz de mucho más.

En resumen, todo lo que pido es sentido común y ganas de hacerlo bien. De paso, aprovecho para recomendar estas dos grandes series porque, con todo, sacan una cabeza al resto.

¡Un saludo!

8 de septiembre de 2013

Series: "Suits"

Harvey Specter es experto en negociación: cierra tratos antes de que el caso llegue a los tribunales, donde el proceso se eternizará y costará un riñón en tiempo y dinero al cliente y al bufete, Pearson Hardman. Hablando en plata, Harvey es la hostia en vinagre. Hace tan bien su trabajo que prácticamente no verás un juicio porque Harvey siempre gana. Harvey mola, con su presencia impecable y esa voz brillante de locutor de radio, perfecta para lanzar los elocuentes chorreos con que zanja las discusiones. Harvey Specter mola mazo.

Mike Ross es buen tío y más listo que el demonio, pero la vida le ha llevado por derroteros un tanto cuestionables. Entre trabajos de poca monta saca partido a su memoria fotográfica y se juega el pellejo pasando para otros el examen de admisión a la escuela de abogacía o, si el perla de su amigo Trevor lo ha metido en otro lío, moviendo marihuana de aquí para allá... Hasta que un buen día Harvey Specter se cruza por casualidad en su camino y le ofrece la oportunidad de demostrar su talento trabajando como abogado en Pearson Hardman. Solo hay un pequeño detalle a tener en cuenta: Mike jamás ha puesto un pie en Harvard, requisito sine qua non para formar parte del bufete. Pero no es problema; a Harvey Specter siempre se le ocurre algo. 

Suits es una historia de amor (la de Harvey y Mike, claro).
O dos (la de Harvey y Donna, por supuesto).
O tres (la de Mike y Rachel, sin duda).
También es una comedia (el show de Louis Litt, ¿quién, si no?).
Y Suits es, o al menos lo parece, una serie de abogados (de eso se encarga Jessica).


¿Qué quiénes son? Es que queréis saberlo todo... Pues preguntad a Donna; ella lo sabrá. Lo que sea, sobre Harvey o cualquier ser humano a tiro (pero especialmente sobre Harvey). ¿Esa estúpida sonrisa? Bórrala ya de tu rostro o averiguará con quién has pasado la noche (en realidad ya lo sabe). ¿Ese dossier tan urgente? Está en tu mesa desde anoche. Sabe tus necesidades incluso antes de que tú mismo las intuyas. Es la secretaria perfecta, en todos los sentidos. ¿Por qué? Porque es Donna, sencillamente.

Rachel es la chica de tus sueños, aunque con lo que ella sueña es ser abogada. Es la asistente legal que trabaja más duro y mejor hace su trabajo. Si es tan competente ya debería ser abogada, pero los nervios se la comen y es incapaz de aprobar el examen de acceso a la escuela de abogacía. Hay una leyenda urbana sobre un tipo a quien se puede contratar para que lo pase por ti...

A Louis Litt es para darle de comer aparte. Es un litigador inteligente, tenaz, eficiente y detallista, pero no existe mayor perfección que Harvey Specter. Vivir a la sombra de semejante cretino (y secretamente admirarle) ha convertido a Louis en un generador de bilis viviente. Hará de tu vida un infierno si le concedes la ocasión, como a diario hace con los asociados del bufete. Sin embargo, hay una oportunidad de llevarse bien con él: ¿eres un gato? ¿No? ¿No eres un adorable felino? Vaya, pues entonces olvídalo; Louis Litt te odia.


Controlando cada movimiento cual ave de presa tenemos a la impresionante Jessica Pearson, mano de hierro que dirige Pearson Hardman y la única persona aparentemente capaz de controlar los métodos poco ortodoxos de Harvey. Lo cierto es que la mayoría de veces también depende de ellos para salvar el caso y las cuentas del bufete (mejor no saquemos el tema delante de ella.) Ah, cuando quiere Jessica puede ser tan cachonda como los demás y citar películas en el momento más inapropiado.

Tras dos temporadas y media siguen tan divertidos y refrescantes como el primer día. Lealtad, rivalidad, amistad, una pizca de amor... el caso es lo de menos, como suele pasar en las buenas series "de abogados" (véase The Good Wife). Si hay una constante temática es la lealtad y, quizá, los valores: hasta dónde somos capaces de llegar por obtener la victoria, sea lo que eso sea. No obstante, por encima de pretensiones morales lo importante es el ritmo, pasarlo bien y tras cada capítulo conocer un poco mejor a Harvey, Mike, Donna y compañía. Los guionistas de Suits se lo pasan en grande y hacen referencias constantes a otras obras de ficción, desde el muy de moda "Un Lannister siempre paga sus deudas" a joyitas de los 80:

- Solo puede quedar uno.

- Harvey, ¿estás citando Los Inmortales en un entierro?
- En esa peli muere un montón de gente. Parece apropiado.


En un conxtexto de lofts, áticos neoyorquinos, localizaciones VIP y trajes de tres mil dólares, Harvey se mueve como pez en el agua y Mike parece un pulpo en un garaje, pero el padawan aprende deprisa y no se amilana ante nadie (ni siquiera Jessica). Centrándose en su relación, la serie ha ido desarrollando una personalidad propia cuyo ingrediente esencial es nunca tomarse demasiado en serio, algo que le sienta estupendamente. Incluso en medio de tramas serias, el divertimento es plato fijo en el menú con absurdos flashbacks (esos que solo sirven para reírte del pelo y la ropa que les han puesto para rejuvenecerlos), citas a destajo que van de Shakespeare a Battlestar Galactica o situaciones desternillantes que acostumbran a pivotar sobre Louis Litt y su interminable lista de rarezas. ¿Cuántas veces se ha pronunciado veredicto sobre quién quiere más a un gato?

Suits tiene un piloto de hora y veinte que pone las cartas sobre la mesa de forma muy honesta. Mi consejo es que os lancéis sin más. Si os volvéis fieles, saldréis ganando seguro: Harvey Specter os deberá una.

¡Saludos!

1 de septiembre de 2013

Cine: "Star Trek, En la oscuridad" (Into Darkness)


En esta entrada hay SPOILERS
Va dirigida principalmente a quienes ya han visto Into Darkness, la nueva película de Star Trek (todo trekkie viviente :p). Si aún no lo habéis hecho porque teníais dudas, olvidadlas e id a verla: ¡es buena! Si por casualidad ignoráis quiénes son Spock y James Kirk es que no vivís en este planeta, tal vez os interesaría empezar por aquí.

Kirk y Bones se precipitan por un acantilado para huir de una tribu que les da caza; un volcán está a punto de eruptar arrasando con todo; el Enterprise emerge del mar y surca los cielos. La vida de Spock, en el interior del volcán, pende de un hilo... Nuestros temores se han esfumado: Star Trek ha vuelto sacando músculo.

Con la presentación de universo y personajes satisfecha en la primera entrega, Into Darkness se permite el lujo de meternos de lleno en el meollo con una escena de diez minutos que quita el aliento. Si bien la acción es brillante, su verdadera fuerza radica en la psique de los personajes que la sostienen. Es evidente por qué Kirk viola la primera directriz (desencadenante del conflicto de partida, todo un clásico) para todos menos Spock, quien tiene mucho camino por recorrer en la comprensión y aceptación de su mitad humana. La forma de ver la vida del capitán y su primer oficial coexiste de modo complejo pero estimulante para ambos: sus dinámicas de interacción funcionan. Para complicarlo tenemos la relación de Spock y Uhura, quien duda de la plena implicación emocional de su amante, en claro conflicto con su mitad vulcana. No acabo de verlos como pareja, pero por otra parte me parece uno de los cambios más divertidos e inesperados con respecto a la tripulación original. Por el momento no han dado ningún patinazo y la sombra de un triángulo con Kirk brilla por su ausencia (dios nos libre).


Otro conflicto que se ha tratado es la capitanía de Kirk. El Enterprise suele llevar el cacareado epíteto de "nave insignia de la Federación" y Jim Kirk es... ¡joven! Con pocas tablas como líder, además. Fue uno de los puntos oscuros de la primera entrega: Kirk se hacía con el mando tras la renuncia de Christopher Pike, el antiguo capitán del Enterprise. Fue un movimiento torpe y extraño, con el único fin de acabar la película por todo lo alto. Esta segunda parte pretende enmendarlo pero, en mi opinión, mete la pata exactamente en el mismo agujero. ¿Cuánto tiempo pasa Kirk "degradado" a primer oficial? ¿Horas? El chaval madura a golpes y la muerte de Pike le asesta uno bien duro, pero sigo sin entender por qué es él quien ocupa de nuevo el puesto. ¿Ningún oficial de alto rango lo solicita? (es la nave por la que Will Riker prolongo eternamente su ascenso, pues prefería ser el segundo a bordo de la mejor nave de la Federación). Voy a resignarme a que se trata de una gran licencia que se toman para poner a cada uno en su sitio antes de tiempo (fan-fiction con alto presupuesto). Pasado ese punto, Kirk no solo pierde lo más parecido que tenía a un padre sino que nosotros perdemos a un gran secundario que aportaba carisma y presencia, todo un Capitán.

Al margen de no estar conforme al 100% con Kirk al mando (o al menos no así), es el personaje que más ha mejorado. Chris Pine construye a un joven que se hace querer pese a liarla cada dos por tres, rico en matices, capaz de bufonadas y momentos dramáticos por igual. Si antes hablaba de su maduración a golpes, ahora lo repito de forma literal: recibe como nadie, y recibe en cantidad. Me gusta la forma en que transmite ira, impotencia, duda, chulería, resignación.... Está estupendo. Tener a buenos actores en blockbusters es algo de agradecer ya que a menudo es por donde cojean (The Avengers, Batman, Hunger Games... ¿la tendencia está cambiando?). Zoe Saldana y Zachary Quinto son dos elecciones incuestionables como Uhura y Spock. Disponer de bastante más que una cara bonita también permite a los guionistas adentrarse en terrenos que se evitarían con actores como... no quiero dar nombres, cada cual tiene sus "cara de acelga" favoritos (Keanu ^^).


Por esta razón, explorar las motivaciones del trío protagonista es el núcleo de la historia junto a la trama del villano, interpretado por un Benedict Cumberbatch desatado que envenena cada palabra y amenaza con cada mirada. Esta es otra de las grandes mejoras con respecto a su antecesora, y es que seamos claros: Nero era un chiste (lamentándolo por Eric Bana). Quienes conozcan a Cumberbatch por la magnífica Sherlock se llevarán una grata sorpresa con el cambio de registro: John Harrison está a la altura como rival de la Federación. ¿John Harrison? ¿O debo decir...? Sí, mis queridos nueve lectores, el enemigo es Khan Noonien Singh. Dan el nombre completo por si a alguien le quedaban dudas de que hablamos del mismo Khan que en Star Trek II.... la "otra" Star Trek II, la de 1982, La ira de Khan. Entonces interpretado por Ricardo Montalbán y haciendo clara alusión a su trasfondo racial, la alteración del concepto es notable. De hecho, tan cambiado está que un nuevo personaje, un súper soldado cualquiera, hubiera cumplido el mismo cometido (al revelar su verdadero nombre, el trekkie de pedigrí puede soltar un merecido WTF y al no trekkie tanto le da). Con Khan juegan a las lealtades por necesidad, un viejo truco que suele dar resultado y aquí ofrece muy buenos momentos, como el vuelo espacial con Kirk o la toma de la nave del almirante Marcus. En balance, Cumberbatch lo borda y a él hay que atribuirle parte del mérito de la cinta.


Entre tanto talento interpretativo para elegir, dos tripulantes han visto mermada su cantidad de escenas. La gran víctima es el joven Chekov, y a Sulu le dejan solo una frase para lucirse como capitán en funciones (con lo que me gusta John Cho, caray). Como compensación, Bones y Scotty han ganado protagonismo. No sé si tiene que ver con la fama de Karl Urban y Simon Pegg o con que son los que dan más juego narrativo, el caso es que los momentos entre Kirk y Bones son geniales, y Scotty como desahogo cómico no está nada mal. La nueva incorporación, Carol Marcus (Alice Eve), en un futuro estará ahí para algo más que posar en ropa interior, pero por ahora es lo que hay. Desde el momento en que se presenta en la lanzadera, Bones no saca el ojo de encima a la doctora; después flirtea abiertamente con ella cuando abren el torpedo, etc. Como se supone que esto es un reboot y no un remake (a eso voy enseguida), yo les daba vía libre y pasaba de la historia original porque les veo química. Si se han atrevido con el Spock/Uhura...

Pocas veces ha lucido tan hermosa...
Para ir acabando, retomo lo dicho: ¿reboot o remake? Amparándose en la distorsión temporal de la primera película, vemos el mismo universo de la serie original y las posteriores películas con ciertos detalles alterados como la edad de Chekov, la relación de Uhura y Spock, el tuneado de Khan... ¿Reboot, pues? Justificando el remake, no obstante, hay tramas calcadas como la de la tripulación de Khan y la Bahía Botánica, la misión de cinco años que anuncian al final (donde comenzó la serie original y que supuestamente nos encontraremos en la tercera película) y momentos casi idénticos... casi. Me estoy haciendo la picha un lío, en efecto, pero a donde quiero llegar es al final de la película con los roles cambiados. Apruebo el concepto pero tengo una fuerte objeción: es demasiado pronto para esa escena en este universo. Los Kirk y Spock de William Shatner y Leonard Nimoy habían pasado tres largas temporadas y dos películas juntos antes de llegar a ese punto. No solo eso, el archifamoso berrido vengativo de "¡Khaaaaaaan!" lo lanza el muy humano Jimmy Kirk cuando Spock estira la pata. Comprensible. Épico. Bien, la nueva versión, además de adolecer del impacto de aquella (nadie se cree que Kirk vaya a diñarla de verdad), no se siente igual de genuina. El nuevo Spock es un badass cuyos brotes de ira son frecuentes que le ha cogido cariño a Kirk, pero a estas alturas de la partida semejante reacción es algo desproporcionada. Es mi único gran "pero" a toda la película...


Un "pero" que es como una gota de agua en un océano de aciertos. Star Trek: Into Darkness es un peliculón entretenidísimo y muy bien hecho que pone el listón bien alto para la inevitable tercera entrega. El interrogante inmediato está en la dirección: Abrams estará ocupado con la resurrección de Star Wars, herida de muerte tras los episodios I, II y III. Sobre la trama, el haber mostrado a los Klingon puede dar una idea de por dónde irán los tiros. También está el inicio de la misión de exploración de cinco años... Ahora mismo, les dejaba que me vendiesen enciclopedias.

Let's punch it!

Onanismo trekkie
Reflexiones de bar:

1) La comunidad científica debería interponer una queja debido al impúdico modo en que exhiben a sus integrantes. Hablo de la doctora Marcus, evidentemente XDD

2) La renovación visual de los Klingon es bastante LOTResca. Las lentillas azules no me motivaron, pero en conjunto impresionan más que gente fea con peluca y maquillaje en la frente.

3) ¿Era necesario el cameo del Spock original? Es bienvenido, desde luego, pero no hacía falta que nos dijesen lo malote que es Khan; es algo que él solo se encarga de demostrar (como debe ser).

4) Sobre la hipotética juventud de Kirk, William Shatner tenía 35 años cuando lo interpretó por primera vez. Chris Pine, 29. Dejo el dato; las conclusiones son vuestras.

5) Sobre el uso indiscriminado de brillos en la película, esta secuencia de gifs de Tumblr es insuperable. ¡Gracias, Cos! ;)

6) Es un detalle que Spock objete contra la misión militar y exija un juicio para Khan en cuanto es reinstituido en el cargo de primer oficial. Lo mismo con Scotty y su moralidad antibélica. Kirk, en su línea, se deja llevar por la ira/venganza pero al final reacciona. Todos están in character.

7) Otro bonito detalle es la decoración del despacho del almirante Marcus, con las maquetas que van desde las primeras avionetas, cohetes… hasta el Enterprise. Guiño histórico y trekkie a la vez ;)