24 de agosto de 2013

Cine: "Elysium"

Con Distrito 9, el sudafricano Neill Blomkamp se metió a la crítica en el bolsillo gracias a una visión fresca y muy personal de la ciencia ficción, lo bastante original para que se tuvieran más en cuenta las virtudes que los defectos. Tres años después llega el esperado segundo asalto con Elysium, donde salta a la vista que el director ha ido a por el the bigger, the better. Bigger, sin duda; better, en absoluto.

La inyección de billetes se nota en los FX y el casting. Ahora son Matt Damon y Jodie Foster quienes ponen rostro al bien y al mal o, dicho de otro modo, el enfrentamiento entre un pobre currante sin seguridad social acuciado por la enfermedad y una malvada política con mano dura para la inmigración. Uy, eso suena a chiste de izquierdas y derechas. Quizá me he pasado... O igual hago justicia a un guión que parece escrito por un anarcomunista en horas bajas sin el menor gusto por la sutileza. Todos los habitantes del planeta satélite Elysium son unos cabrones altaneros, racistas y clasistas, y todos los habitantes de la Tierra son bondadosas criaturas golpeadas por la pobreza que merecen la salvación. Extorsionadores y traficantes, también (esos los que más). El que no haya un solo personaje que mire con un mínimo de empatía hacia el otro bando dice poco en favor de la profundidad y dimensión social de la historia. Director y reparto insisten en que se trata de una obra de entretenimiento, no de denuncia. No hace falta que lo juren, señores.


Lo que en su debut fue un metáfora para hablar del apartheid, en Elysium es una mera excusa estética para envolver lo que acaba siendo una cinta de tiros. ¿Cómo es posible que el Los Ángeles de 2154 sea clavadito al Johannesburgo alienígena de 2010? Si la tercera historia de Blomkamp sucede en Hong Kong y seguimos viendo desierto y pobreza pensaré que hay un problema de inventiva... Al menos se trata del Los Ángeles fronterizo, deprimido, cargadito de latinos chorizos (sí, en el siglo XXII se nos sigue considerando lo puto peor). Oye, pero en el fondo son buena gente, ¿eh? Y prefiero no profundizar en que la tecnología informática mostrada pueda comprarse hoy en la tienda de la esquina (portátiles con usb, tal cual, dentro de 150 años), o el "realismo" de cómo acceden a un sistema y lo piratean ("¡Está encriptado!"). Baste decir que no es lo más destacable del filme.


Debéis de estar llevándoos la impresión de que Elysium es malísima, cosa que no es cierta en absoluto. Es una película ultraviolenta y descarnada; se ceba especialmente con el tormento físico de Max (Damon), un pobre diablo que solo quiere salvar la vida y acaba envuelto en un fregado de proporciones planetarias. Algunos vemos un punto a favor en que el héroe sufra de lo lindo. Salvando las distancias, es un acercamiento que se entronca al género noir... ¿noir distópico? (¡término acuñado! ^^). Tiene una primera media hora de introducción al universo muy lograda; tiene al mercenario Kruger (interpretado con deleite por Sharlto Copley), un malnacido implacable capaz de cualquier cosa con tal de conseguir su propósito; tiene a Matt Damon exhibiendo tableta pasados los 40 y a Jodie Foster luciendo unas piernas de escándalo a sus 50 primaveras... Vale, estos comentarios son como para no tomarme en serio :p

Como se dice en algunas rupturas, "no eres tú, soy yo". Con Elysium siento una decepción que se explica mediante algo sobre lo que hablé en las primeras entradas de este blog: la ley del lupanar y la teoría de la expectativa (autocitarse es feo, lo sé). La primera es simple, el tristemente famoso "todo por la pasta". La segunda está conectada a la subjetividad de la experiencia, cómo nuestros deseos se anteponen a la realidad y la quiebran si no se correponde con tales deseos. Aplicado al caso que nos ocupa, disponer de mayor presupuesto no ha magnificado la imaginación de Blomkamp sino que la ha sometido al yugo de las majors, a la condena automática de querer gustar a todo el mundo. Y sobre la expectativa, ¿qué puedo decir? Elysium es una peli medianera y, por lo tanto, olvidable. Esperaba más, mucho más.

¡Saludos!

Reflexiones de bar: 

1) La mejor acción la vemos al principio, con los eficientes droides de control civil. Espectacular, bien rodada. Luego… desaparecen de la película hasta el final O_O

2) Después de que al protagonista le hayan puesto el exoesqueleto, no debería preocuparse de morir por radiación sino por infección. La guarrería de la película es parte de su encanto.

3) Para los que sepáis de lo que hablo, el parecido con la Tiphares de Alita queda, por desgracia, en eso: un simple parecido conceptual de "arriba" y "abajo". At least in my opinion, your honor.

4) La historia del suricata y el hipopótamo es mona, pero da demasiadas pistas. 

5) ¿Alguna vez veremos a Sharlto Copley en un papel psiquiátricamente estable?

19 de agosto de 2013

Cine: "El atlas de las nubes" (Cloud Atlas)


Pacífico sur, 1849. Un esclavo polizón se salva del linchamiento en las colonias inglesas gracias a la implicación del abogado Adam Ewing. Inglaterra, 1936. El joven y brillante músico Robert Frobisher ha compuesto una pieza maestra, pero ¿quién escuchará la obra de un desconocido? San Francisco, 1973. La periodista Luisa Rey investiga el asesinato del reputado científico Rufus Sixmith, cuya muerte beneficia a los intereses de las grandes corporaciones. Inglaterra, 2012. Una deuda y una afrenta ponen al editor Timothy Cavendish en una situación muy comprometida. Nuevo Seul, 2144. La androide Sonmi-451 piensa que en su vida debe de haber algo más que servir a los humanos: sin ella saberlo, ha puesto en marcha una revolución. Hawai, 2321. Con tal de salvar a su sobrina enferma, Zachry abandonará su poblado para guiar a Meronym, perteneciente a una civilización avanzada, y llevarla hasta la estación de comunicaciones Cloud Atlas. Entretanto, una tribu rival les dará caza...

Seis historias, seis épocas.

Todo está conectado.


La novela homónima de David Mitchell ha sido conjuntamente adaptada por Tom Tykwer (El perfume) y Andy y Lana Wachowski (trilogía Matrix). Los realizadores, que también intervinieron en labores de guión, optaron por deconstruir la estructura original de la novela (consistente en grandes bloques cortados de forma abrupta) e ir entrelazando pequeños fragmentos de los seis relatos a lo largo del metraje. Al principio descoloca, en parte por un uso particular del lenguaje que nos hace pensar que no nos enteramos de nada... Nada más lejos de la realidad; solo es cuestión de paciencia que las piezas del puzzle vayan encajando. En cuanto a la estructura temática, por internet circulan decenas de teorías, pero voy a destacar solo dos: la sociológica, en la que cada relato pretende lidiar con una injusticia cometida contra las minorías (esclavitud, racismo, opresión, el maltrato a la tercera edad, etc.), y la kármica, donde se defiende la reencarnación de las almas y el efecto mariposa de las acciones. 

Uno de los argumentos que convenció al escritor para dar luz verde al proyecto fue que cada una de las seis partes estuviese interpretada por el mismo grupo de actores: Halle Berry, Tom Hanks, Doona Bae, Jim Sturgess, Ben Whishaw, Jim Broadbent, Hugo Weawing, James D'Arcy, Keith David, Hugh Grant, Susan Sarandon... Esta curiosidad refuerza en cierto modo la teoría kármica y añade capas a la cinta, nuevas interpretaciones. Además, uno se puede divertir intentando reconocer a los actores y actrices bajo el maquillaje, ya sea una simple prótesis o una alteración completa de raza y sexo. Hay un par de vergüenza ajena (Hugo Doubtfire), pero en general están conseguidos. Os reto a cazar todas las de Halle Berry y Ben Whishaw ;)

Pese a sus múltiples virtudes, El atlas de las nubes fue ignorada por crítica y premios. En los Oscar ni siquiera fue nominada en la categoría de guión adaptado, efectos especiales (la mano maestra de los Wachowski hace brillar Neo Seul en la historia de Sonmi) o montaje, sin el cual esto se hundiría bajo su propio peso (Alexander Berner, mi Oscar va para ti). También tiene defectos graves, como ser una cinta irregular en la que la calidad individual de las historias y cómo se conectan con las demás varía bastante. Lo gracioso es que cada cual tiene sus favoritas. Las mías son la del músico Robert Frobisher (la de mayor sensibilidad, dirigida por Tykwer y aupada por el gran Ben Whishaw) y las de Sonmi y Zachry, que conforman dos momentos de una misma historia. Al otro lado de la balanza pondría la de Timothy Cavendish, el editor, que me parece un pegote en cuanto a ritmo y tono, marcadamente humorístico. 


El atlas de las nubes es una propuesta arriesgada, con ideas y conceptos muy buenos y otros que no lo son tanto o parecen más arbitrarios (esas marcas de nacimiento, cogidas por los pelos cuando menos). En consonancia, es imposible que satisfaga a todo el mundo: entras en ella o no lo haces, se te hace soporífera o la encuentras fascinante. Hay espectadores que abandonan la proyección antes de la primera hora y otros la ven tres veces en una semana... El término medio del benevolente entretenimiento no se le ajusta bien. Pienso que es uno de esos casos en los que el conjunto es claramente superior a la suma de sus partes y ofrece argumentos de peso para darle una oportunidad. Eso sí... a vuestra cuenta y riesgo :p

¡Saludos!

13 de agosto de 2013

Cine: "Pacific Rim"


Que a Guillermo Del Toro le pirran los monstruos es algo que ya se sabía. Los metió en Blade 2, que era de encargo; luego se regaló con las dos partes de Hellboy e incluso logró que la crítica internacional se deshiciera en elogios hacia El laberinto del fauno (tipo listo, lo disfrazó de realismo mágico). Sin embargo, en Pacific Rim no hay trampa ni cartón: robots gigantes contra monstruos gigantes. In your face!

Me parece increíble que el director mejicano haya colado esto en el mercado mainstream. Hasta donde sé la cinta se ha dado un batacazo en la taquilla americana.... y no me extraña. Ojo, no lo digo por su calidad sino porque ya de entrada no me entra en la cabeza que alguien que no sea un niño o un niño grande (a.k.a. un friki) se lance sin coacción a ver una de robots y monstruos. Dicho lo cual, mis queridos nueve lectores, Pacific Rim se sale.


La película da lo que promete y bastante más. Lo prometido es excelencia técnica, el hacernos creer que dos pilotos se sincronizan mentalmente en la cabina de un Jaeger (robot) y se enzarzan a puñetazo limpio con los Kaiju, colosos salidos de una grieta interdimensional en el oceáno. Los Jaeger tienen personalidad propia y un nivel de detalle espectacular; sus movimientos lentos pero contundentes son hipotéticamente creíbles para titanes metálicos de miles de toneladas. Los kaiju fascinan: mezcla de dinosaurio y criatura marina, lucen detalles luminiscentes en piel y entrañas que los hacen destacar en las contiendas nocturnas en medio del mar. La influencia del manganime en general y Godzilla, Mazinger y Neon Genesis Evangelion en particular es palpable en cada plano (aunque Del Toro niegue este último :p).

El plus lo ponen un universo coherente con el nivel bizarro de la propuesta y el casting de ensueño alineado por Del Toro, con Charlie Hunnam, Rinko Kikuchi e Idris Elba a la cabeza. En un futuro no muy lejano, la población sigue los frecuentes ataques de los kaiju como si de un espectáculo se tratara y los pilotos tienen status de estrellas del rock o astros del balón (también hay detalles que enriquecen este universo pero prefiero no desvelarlos aquí). En el contexto de la historia, los protagonistas son personas que han sufrido y buscan justicia, venganza o simplemente hacer lo correcto. Nos importan lo suficiente como para que las peleas tengan un componente emocional y sean más que una sucesión de tortazos sin sentido. Parten de estereotipos pero, teniendo en cuenta los parámetros del género, están bien desarrollados (por si alguien aún tenía dudas, Pacific Rim no es arte y ensayo).


En el aspecto negativo hay poco que decir. Las peleas son largas pero están claramente diferenciadas y se siguen con interés, con acceso frecuente a planos de cabina donde vemos cómo los impactos tienen consecuencias físicas y psicológicas en los pilotos. Los secundarios cómicos, bien sean científicos locos, rusos con pintas de cartoon o Ron Perlman y Santiago Segura haciendo de "amiguetes", forman parte del particular sentido del humor del director. Quizá la mayor pega sea que el clímax de la acción se alcanza justo antes del final: la batalla de Hong Kong es la repanocha, el apogeo de la epicidad (incluso en una sala tan seriota como los cines Renoir hubo un amago de aplauso al acabar la secuencia). El final cumple, pero la boca se nos queda un poco menos abierta.

Probablemente Pacific Rim es la película más genuinamente friki que he visto en un lugar distinto al Festival de Sitges, donde pienso que debió haberse estrenado para optimizar el boca a boca. Por todo lo dicho, es fácil entender a quién va dirigida. Unos habréis huido despavoridos al acabar el primer párrafo; otros estaréis abriendo ahora mismo una ventana nueva en el navegador para comprar vuestra entrada. A los segundos, disfrutadla a gusto ;)

¡Saludos!

"¡Mira, Jacob, yo también sé!".
Reflexiones de bar: 

1) Para el visionado de esta película (y esta crítica), desactivé todas las alarmas de "esto no tiene sentido" porque hacerlo... no tenía sentido ñ_ñU

2) El tema principal es algo machacón y estándar para un mundo orientalizado. Junto al casting, es lo más "normal" de la película.

3) Es demasiado fácil hacer una lectura patriotera y racial de la película, pero doy por sentado que el mensaje no pretendía existir ni siquiera entre líneas. Aunque Del Toro no es tonto: igual existe... y se está cachondeando de ello.

4) Gipsy Danger, Cherno Alpha, Leatherback, Knifehead... ¡fantásticos nombres! (y con un ojo puesto en el marketing, claro).

5) Fan service... de la mano (y los pectorales) de Charlie Hunnam. Las novias y madres del target mayoritario lo agradecerán :p

6) Idris Elba es el epítome de lo molón y "Today we are canceling the Apocalypse!" es, desde ya, la frase del verano.

11 de agosto de 2013

Cine: "El vuelo" (Flight)


Ver a Denzel Washington haciendo el histrión es apuesta segura, una práctica que enamora en Hollywood. Por eso no sorprende conocerle como Whip Whitaker, despertando resacoso y rodeado de botellas de alcohol, junto a una mujer que retoza entre sábanas igual de perjudicada que él. Nada grave. Vamos, nada que un buen par de rayas de coca no puedan poner en su sitio y dejarlos como nuevos... Pocas horas después ocurrirá un grave accidente de avión en el que la intervención de Whip jugará un papel decisivo. 

Y hasta aquí puedo contar sin reventar la historia.

El vuelo se mete de cabeza en dilemas morales y acribilla a preguntas al espectador: ¿Puede un hombre ser héroe y villano a la vez? ¿Qué precio debemos pagar por nuestra irresponsabilidad? Por alto que sea, ¿es suficiente? ¿Existen las segundas oportunidades? En caso de existir, ¿las merecemos? Robert Zemeckis, otrora responsable de la saga Regreso al futuro, Forrest Gump, Contact, Náufrago y un puñado de cintas de animación, ha salido de su zona de confort para abordar una historia que, para no "estar basada en", destila verismo y pone los pelos de punta en más de una ocasión. 


Whip tiene la brújula moral estropeada pero, gracias al carisma de Denzel Washington, cuenta con nuestra simpatía y su historia mantiene el interés de principio a fin. También vale la pena destacar la presencia de la ex-adicta Nicole y el camello Harling Mays, dos influencias opuestas en la vida de Whip que tienen los rostros de Kelly Reilly y John Goodman (presentado a golpe de "Sympathy for the devil"; facilón pero efectivo). Con gente tan dispuesta al frente, capaz de cargar con todo, es una lástima que Zemeckis afloje antes de llegar a la meta y evite llevar el dilema hasta las últimas consecuencias en fondo y sobre todo en forma. Pasa de un arranque demoledor (y prometedor) a perderse en un final tirando a descafeinado, un batiburrilo de lugares comunes propio de telefilme de mediodía. 

Tal vez penséis que ya sabéis de qué va la película e incluso cómo acabará sin siquiera haberla visto. Probablemente acertéis porque la trama no juega al despiste ni al giro de tuerca, pues se trata de un drama consistente que solo peca de cierto efectismo en algún pasaje puntual, en la línea de lo que el antiguo Zemeckis nos tenía acostumbrados. En cualquier caso, los contras no le llegan a la suela del zapato a los pros: El vuelo es un esfuerzo común digno de elogio, un estudio de personaje muy logrado (el adicto y su adicción) y, por si fuera un poco, un papel a la altura del mejor Denzel Washington.

¡Saludos!

PD: mil gràcies per la recomanació, Pau!

8 de agosto de 2013

Cine: "Django desencadenado"


Como decíamos ayer, hoy toca hablar de Django Desencadenado, la primera película de Tarantino que luce abiertamente la etiqueta de spaghetti western. Como el propio director afirma, lleva toda la vida dirigiéndolos camuflados bajo otros géneros pero ahora puede mostrar sus cartas sin marcarse un farol. No obstante, Django no se trata de un western al uso. Su promoción estuvo rodeada de polémica por el uso de la palabra "nigger" (negrata) y las declaraciones del también director Spike Lee, quien aseguró que no la vería por ser irrespetuosa con el pasado esclavista de los Estados Unidos.

En efecto, la cinta es dura y no se corta a la hora de mostrar toda clase de abusos e injusticias; también es cierto que lleva el sello Tarantino estampado en cada escena. Entre descargas de pólvora, latigazos, perros rabiosos, luchas mandingas y la violencia de los amos de las plantaciones y sus lugartenientes, la trama se las ingenia para insertar algún tipo de bufonada que atenúa el impacto de la sangre salpicando literalmente la pantalla (esa reunión parodiando al Ku Klux Klan, de diez). La ofensa, de haberla, surge del tema y no de la forma de tratarlo: de igual modo que Malditos Bastardos usaba el nazismo como marco pseudo-histórico, Django es menos un drama racial que una clásica historia de venganza con héroes justos y villanos que merecen ser castigados. 


Christoph Waltz, Leonardo DiCaprio, Samuel L. Jackson, Don Johnson y un largo etcétera dotan de vida a una galería de secundarios ejemplar. Curiosamente es Jamie Foxx quien se ha ganado pocos halagos por interpretar a Django. Su personaje es un hombre de acción parco en palabras, pragmático más que elocuente, pasional pero de expresividad contenida. Incluso se le reservan momentos de exquisita ternura, como la secuencia en la que puede elegir la ropa que quiere llevar y... hay que verlo (comicidad al margen, guarda coherencia interna con el personaje). Además, la química que mantiene con el Dr King Schultz (oscar de reparto para Waltz) es uno de los motores de la historia de principio a fin. Aunque salta a la vista que en absoluto es un papel desagradecido, quizá no se adapte bien a la profusa verborrea que Tarantino exhibe en sus diálogos y de la que Waltz, DiCaprio o Jackson hacen gala. También se ha obviado la interpretación de Kerry Washington, cuya Broomhilda transmite el horror de un modo que nos ayuda a comprender la tragedia y empatizar con el héroe y su causa mucho mejor de lo que lo hace él mismo. 
 
Si alguien desentona es el propio Tarantino, que se reserva un papel tan prescindible como la parte del metraje en la que aparece. Cuando la historia se extiende hasta los 165 minutos, un tijeretazo bien dado es de agradecer... A media hora del final, Django (personaje y película) ya ha dicho y hecho todo lo que tenía que decir y hacer. El violento y reiterativo añadido no resta, pero tampoco suma (aunque tener al inefable Walton Goggins imitando los andares del mismísimo Raylan tiene su qué :p). Como resultado tenemos una película magníficamente rodada e interpretada, notable en su irregularidad y recomendable a cualquier espectador gracias a su extraño clasicismo. 

Hace varios meses que la vi y la recuerdo a menudo; para mí es una de esas películas que deja poso y se beneficia de la reflexión posterior. Si bien sigo prefiriendo Malditos Bastardos, pienso que Tarantino ha entrado en una etapa muy interesante de su filmografía. Sea lo que sea lo siguiente, lo espero con ganas.

¡Saludos!