30 de enero de 2012

Cine: "Los hombres que no amaban a las mujeres" (2011)

¿Quién no ha leído a estas alturas Los hombres que no amaban a las mujeres, el best-seller del sueco Stieg Larsson? Pues un servidor, sin ir más lejos.


Tal hecho no me ha impedido gozar de lo lindo de la adaptación cinematográfica que ha dirigido David Fincher aunque, a decir verdad, no iba totalmente virgen a la sala: es imposible mantenerse ajeno al fenómeno Millenium y a la fama alcanzada por el personaje de Lisbeth Salander.

Onari y Cosette han leído la novela y las discusiones sobre su calidad literaria, si Lisbeth es un icono feminista aceptable o si Blomqvist es una versión masculina de Mary Sue son más o menos frecuentes. Según comentan, se trata de una adaptación bastante fiel de la novela, por lo que su éxito me sorprende dada la truculencia de algunas escenas del film y la moralidad sexual libertina que promueven ambos protagonistas. Esto último sí ha sido limado ya que, además de entorpecer la trama, el producto está pensado para encajar con el público norteamericano.

Las dos horas y media de metraje están perfectamente aprovechadas. Salen beneficiados los personajes, con quienes se hace fácil conectar pese a sus particularidades, y también una trama muy bien hilvanada en la que, personalmente, no echo nada en falta (sí me ocurre con otras adaptaciones como, por ejemplo, las últimas de Harry Potter, un queso de gruyère narrativo). Millenium: Los hombres que no amaban a las mujeres no deja de ser una simple partida de Cluedo en el seno de la adinerada familia Vanger, por lo que el cómo (la interrelación entre personajes, el poderío visual) prima sobre el qué (solucionar un asesinato, algo que a ratos —con mucho tino— parece carecer de relevancia).


Cristopher Plummer otorga presencia y credibilidad a Henrik Vanger, un patriarca temible pero adorable cuyo carisma logra que sentirse tentado de instalarse en un islucho rodeado de nieve en algún punto perdido de Suecia para investigar un crimen ocurrido cuarenta años atrás no parezca una pésima idea. Daniel Craig construye con aparente naturalidad al periodista tentado, Mikael Blomqvist, un tipo que se dedica a meter el dedo en llagas ajenas —presentarle en el momento más bajo de su carrera profesional es determinante para encender la llamita de la empatía—. Por último, Rooney Mara da vida a Lisbeth Salander de forma convincente y cierra algunas bocas que desconfiaban de su inexperiencia. Ha sido nominada al Oscar a mejor actriz, cosa que la ayudará a defenderse, desde luego.

La mayoría de críticas alaban a Mara; yo también me postro ante su retrato de la torturada, inteligente y vengativa Lisbeth —no era tarea fácil—, pero creo que pasar por alto el trabajo de Craig sería injusto. Una pareja funciona cuando los dos miembros que la forman dan la talla, y es evidente que Salander y Blomqvist desprenden química. Considerando que se pasan la primera hora separados, construyendo sendas historias de forma independiente, es todo un mérito que después funcionen tan bien juntos. Asesinatos, sodomía, violencia de género… irrelevante: sin el nivel de su interpretación (y la del elenco de secundarios) no habría película.


De Fincher adoro unas películas y detesto otras. Tras la (en mi opinión) decepcionante La Red Social, reconozco que tenía las uñas afiladas y ganas de pelea. Sin embargo, a la película solo puedo ponerle un “pero” en la coda, un tanto exagerada; me hubiera gustado que el relato concluyera con la historia de los Vanger (las historias que dejan cierto regusto agridulce suelen ganarse mi favor). Como son ganas de ser puntilloso, la secuencia nace del texto original y, lo más importante, no empaña en lo más mínimo una película magnífica, pospongo mis nimias reservas para los comentarios. En conclusión, Millenium: Los hombres que no amaban a las mujeres es un thriller enérgico, atrayente, bien interpretado y del que, sabiendo que abre una trilogía, tengo ganas de saber más.

¡Saludos!

EDIT: había olvidado hablar de la brillante secuencia de créditos iniciales. Gracias al enlace de McGuffin, podéis verla aquí (mientras dure). Recomiendo descargarla en HD y disfrutarla a pantalla completa con los altavoces a todo trapo :)

22 de enero de 2012

"Drive": a real hero, a real human being...

Cuando una película independiente gana en algún festival de renombre, suele empezar una avalancha de recomendaciones que la ponen por las nubes y en boca de todos ―evitaré toda referencia al gafapastismo para explicar por qué me fío entre poco y nada de lo que se premia en Sundance o Cannes―. Drive fue nominada a la Palma de Oro en Cannes y se llevó el premio al mejor director; después triunfó en Sitges (fuera de concurso). Evidentemente, Sitges no es Cannes... es otra cosa. Sitges es friqui. Sitges mola.

Cuando Drive se coló en la cartelera de Sitges, el nombre que me llamó la atención fue el de Bryan Cranston y no el de Ryan Gosling (fans de El diario de Noah, aullad XD). Aunque parecía apetecible, al final Cos y yo la dejamos pasar por horarios y porque en breve llegaría a la cartelera regular. ¡"En breve"! Tres meses después al fin ha aterrizado en España y todo lo que puedo decir es que maldigo el momento en que decidimos esperar: Drive es uno de los diamantes en bruto que 2011 se guardaba para el ocaso.

Sin dar demasiados detalles sobre el argumento, la película gira en torno a un tema clásico como estar en el lugar adecuado en el momento equivocado. También habla sobre hasta dónde somos capaces de llegar para proteger y ayudar a quienes sabemos libres de culpa... Ryan Gosling lleva con elegancia el peso del relato dando vida a un héroe solitario, sin nombre, parco en palabras, que se ve obligado a forzar su código moral para hacer lo que cree correcto. Su interpretación contenida avanza paralela a una narración tranquila, casi contemplativa, y contrasta con estallidos puntuales de violencia descarnada que salpican la pantalla... literalmente.

Ryan "badass" Gosling
Western, noir o cine de acción de los 80, los referentes se mezclan y crean un todo sólido, superior a la simple suma de las partes donde lo bello y lo salvaje se dan la mano; la riqueza plástica de las imágenes es incuestionable. Lograr que la iluminación de un local de strippers o algo tan hortera como una cazadora de nylon con un escorpión dorado bordado en la espalda rezumen glamour está al alcance de pocos. Otro acierto se da en la banda sonora: temas como “Nightcall” o "A real hero" suenan a nostalgia demodé ―aunque se hayan compuesto hoy―, pero en contexto generan una atmósfera sugerente que atrapa desde el primer minuto. 

Drive es una de esas películas que despiertan el interés por toda la gente que la ha hecho posible, desde la novela en que está basada, pasando por su magnífico reparto (los citados Gosling y Cranston, Carey Mulligan, Oscar Isaac, Christina Hendricks, Albert Brooks o el omnipresente Ron Perlman) hasta, por supuesto, su casi desconocido director, Nicolas Winding Refn, cuyo nombre voy a tatuarme en la frente para recordar seguirle la pista… también me tatuaré un escorpión en la espalda, a modo de homenaje :p

Decir que me ha gustado sería redundante, creo. En conclusión: ¡corred a verla! Y si ya lo habéis hecho, ¿qué os ha parecido? ¿Compartís mi pasión por la música ochentera, los bólidos tuneados y las chaquetas de nylon?

¡Saludos!

17 de enero de 2012

Humor: "Battlestar Galactica RPG"

De vez en cuando, en un ataque de autoindulgencia creativa, me permito actualizar el blog con material ajeno. Cuando encuentro algo tan brillante como el vídeo que tenéis debajo, no me cabe la menor duda: ¡¡debo hacerlo!!


 

La gente de "College Humor" es la monda ;) ¡Saludos!

PD: y este, de regalo, porque tengo debilidad por las coñas con Batman (es un concepto tan patético...^^U)

13 de enero de 2012

Cine: las dos caras del espionaje

Aunque Tom Cruise tiene edad para codearse de igual a igual con los personajes de la novela de John le Carré en que se basa El Topo, él sigue haciendo que el agente Hunt salte por ventanas, se cuelgue de rascacielos, se líe a mamporros con gorilas y, en definitiva, que la "Fuerza de Misión Imposible" nos salve a todos el culo sin que nos demos cuenta. Por cuarta vez. Y sin dobles (o eso dicen). 

A mí me parece estupendo, sobre todo cuando para llevar la empresa a buen puerto se rodea de gente con buen ojo (J.J. Abrams, Brad Bird), caras nuevas con gancho (Jeremy Renner, Paula Patton, Léa Seydoux) o no tan nuevas pero igual de atrayentes (Simon Pegg, Josh Holloway) y, lo más importante, toneladas de sentido del humor bien dosificado que hacen de esta secuela la más divertida de la saga. Ojo, un matiz: voluntariamente divertida (no sea que nombréis MI:-2).


Misión: Imposible - Protocolo Fantasma no inventa nada pero todo lo que hace lo hace sin tacha. La esencia de Ethan Hunt desde la primera Misión: Imposible, dirigida por Brian de Palma y adorada por la crítica, se ha mezclado con la de Jason Bourne, vehículo de acción trepidante con (pese a todo) tintes realistas. Este hecho es comprensible a nivel comercial y, además, da estupendos resultados. Como secuela, situó a la tercera un peldaño por encima de esta porque tiene a Philip Seymour Hoffman marcándose un villano viscoso y memorable, algo que aquí han descuidado levemente. Hendricks es peligroso, omnipresente e imprevisible, pero se toman tan pocas molestias en generar empatía hacia él que incluso su discurso de motivación se ofrece en segundo plano mientras los protagonistas juegan a tocarse las narices. De todas formas, la película de Cruise y compañía busca ser un sano divertimento y no el dejar un poso indeleble de sabiduría en nuestras vidas... algo a lo que sí aspira El topo, un rompecabezas en todos los sentidos del término.

La película del sueco Tomas Alfredson se encuentra en las antípodas narrativas y estéticas del esquema hollywoodiense. La ambientación hiperrealista de la guerra fría se regodea en el humo del ambiente y en surcar cada arruga del rostro de señores poco agraciados (afeados, incluso) que llevan trajes grises y debaten en clave sobre la tensión entre ingleses y rusos: Control, Karla, Brujería; todo es críptico en El topo. No se puede desviar la mirada de la pantalla ni un solo segundo si queremos captar ese minúsculo detalle que separa a los agentes del Circus de carcasas sin alma.


En el argumento también se hila fino. Si en MI:-4 complican más de lo necesario la relación entre los diamantes, los códigos y el satélite, luego nos parece un juego de niños al lado de una película donde cuesta poner nombre y apellidos a cada rostro ―uno de los personajes, clave en la maraña de temas que tratan, ni siquiera aparece en plano―. Decir que El topo es exigente es poco: es alienante y puede desesperar por momentos. No obstante, tener paciencia compensa dos horas de metraje que culminan en un final cerrado y satisfactorio (salvo cierto dato que apunta a la trilogía de la que originalmente deriva).

"Si te pillan con las manos en la masa, estás más solo que la una" debe de ser el único axioma que los universos de Ethan Hunt y George Smiley podrían compartir. De este entrada, pues, no van a salir vencedores y vencidos: las dos cintas hablan de poderes en la sombra, pero lo hacen empleando lenguajes distintos (¿opuestos?) para atraer a diferentes nichos de público: Protocolo Fantasma se vende sola; El topo, no, y no me atrevo a recomendarla porque ―incluso creyendo que es una buena película― me gusta mantener a cero mi lista de enemigos potenciales.

¡Saludos!

(edit: como bien nos ha recordado Onari en los comentarios, a juzgar por los armatostes con los que carga tito Tom durante algunas partes de la peli, Apple iPad se ha convertido por derecho propio en el gadget más tosco y con menos pinta futurista jamás usado por un espía. ¡Tecnología secreta puntera, yes!)