4 de abril de 2010

Cine: "Furia de Titanes"

Mitología, héroes... ¡acción! Cuando oí hablar del remake de Furia de Titanes, lo primero que pensé fue que la original era buenísima. Tras pensármelo mejor, caí en que en realidad solo me acordaba de Medusa, Pegaso y de un búho metálico que guiaba al héroe en su aventura... Es decir, que los efectos especiales del gran Harryhausen me impresionaron, pero de lo demás nada de nada.

Para esta nueva versión las cosas no han cambiado demasiado. Con un planteamiento honesto y coherente con sus escasas pretensiones, la cosa nos mete rápido en materia: Perseo quiere vengarse de Hades y, para conseguirlo, antes deberá derrotar al temible Kraken (un bichardo mezcla de pulpo y –aquí– Godzilla). De hecho, cuando la película no asume plenamente su condición de entretenimiento palomitero e intenta justificarse es cuando se le ven todas las costuras: Furia de Titanes no es más que un capítulo de Xena con presupuesto.


A nivel técnico, las criaturas están logradas (aunque el mal yuyu de la Medusa original en stop motion es difícil de batir); en cambio, los fondos huelen a píxel y el cartón piedra de algunos escenarios canta un poco, pero no lo bastante como para echarnos de la historia. Quien sí descoloca a ratos es Perseo. Juraría que Sam Worthington estaba más inspirado en Terminator Salvation y Avatar, y la inconsistencia del personaje tampoco ayuda. Da la impresión de que Perseo esté esbozado por dos guionistas que no se ponían de acuerdo: a ratos se comporta como un chulazo de tres al cuarto y dice cosas como "Vamos a matar a esa zorra", que no pegan ni con cola en el contexto de la película (el horrible doblaje monocorde remata la faena, por cierto); el resto del tiempo es un tipo corriente, criado por pescadores, en conflicto con su ascendencia semidivina. Ahí funciona mejor... pero no es tan divertido de ver ^^. Por suerte para el espectador, Perseo se rodea de un grupo de secundarios que salvan la papeleta, alivian tensión mediante diálogos cómicos de guerrilla y en general parecen más a gusto con sus respectivos papeles. Entre ellos están el atrayente robaplanos Mads Mikkelsen o la emergente Gemma Arterton, y los seguidores de Skins se llevarán una doble alegría en forma de familia Stonem.


Volviendo a las similitudes con Xena, Hercules y otros productos televisivos, Furia de Titanes desprende un aire coñón que no sé si es intencionado o no (espero que sí…ñ_ñU). La estética del Olimpo remite al horterismo marca de la casa de Los Caballeros del Zodiaco y el Excalibur de Boorman; los dioses sobreactúan como los súperdivos que son Liam Nesson defiende como puede a su Zeus, y el Hades voldemortesco perpetrado por Ralph Fiennes da más risa que miedo... ojo, no digo que sea fácil–; la caracterización de algunos personajes, además, hace pensar que estemos en un episodio de Star Trek de los 70.


Y el engranaje gira sin problemas porque la fuerza del conjunto se sustenta en una ligereza bien entendida y llevada a cabo con oficio. No es casualidad que su director, Louis Leterrier, sea también el responsable de tres obras en esta línea como Transporter 2, el último Hulk y la estupenda Danny the dog. También aquí, no tomarse demasiado en serio a sí misma termina por ser uno de los mayores aciertos de la película, sin que eso signifique que las batallas contra los Titanes no sean espectaculares, dignas de ver en pantalla grande (preferiblemente en 2D, por lo que he podido leer). En conclusión, esto es lo que es y no hay que buscarle tres pies al gato: si queréis pasar un buen rato (y desconectar la neurona os resulta fácil), Furia de Titanes es vuestra película.