21 de marzo de 2009

Cine: "Watchmen"

Adaptaciones. Es complicado escribir sobre ellas de modo consistente, sobre todo cuando no has leído el material original. Sí, acabo de confesar mi pecado: no he leído entera "Watchmen", la novela gráfica de Alan Moore y Dave Gibbons en que se basa la película. Digo entera porque comencé y no acabé. El problema es que su lectura se me atragantaba a ratos y, a poco más de la mitad (aburrido por los fragmentos de "Bajo la máscara" y la meta-historia de los piratas), quedó apartada. Soy consciente de que queda mucho mejor decir que es una obra maestra insuperable o, como he leído por ahí, el "Ciudadano Kane" del cómic; pero aunque sé apreciar en su contexto el valor de la película de Welles o de la obra de Alan Moore, ambas tienen ese puntito soporífero propio de los grandes clásicos que nunca termina de convencerme al cien por cien (sorry! ñ_ñU).


En críticas previas, he intentado mantenerme al margen de la comparación entre libro y película cuando esta ha existido: "Crepúsculo", "Revolutionay Road" e incluso "Slumdog Millionaire". Creo que una película debe tener valor como tal, de forma autónoma e independiente de otras formas de expresión. Pero el caso de "Watchmen" es especial, único, una provocación difícil de ignorar: siempre fue conocida como la inadaptable obra capital de Alan Moore. Dicho lo cual, disparo: afirmo que el 50 por ciento de la película -la parte que leí en comic- es satisfactorio como adaptación, pero además creo que 'Watchmen" es una buena película por sí misma.



Como adaptación de un cómic, ha sido comparada con "Batman Begins", "El Caballero Oscuro", "X-men" o "Spiderman" y solo puedo decir que no me parece justo. Mientras que la obra de Moore es autoconclusiva y han pasado más de 20 años desde su publicación -durante los cuales el mito ha ido creciendo-, los arriba mencionados son personajes/franquicia. Eso quiere decir que se siguen publicando y cada cierto tiempo a algún guionista iluminado le da por actualizar su status quo, darles un nuevo origen y esas cosas que tanto se llevan en Marvel y DC. Esas películas son, por lo tanto, lecturas personales que un director y su equipo de guionistas hacen del personaje y sus circunstancias, en las que se mantiene un personaje como eje -el que dé título a la película o franquicia- y, simplemente, se elige entre una de sus muchas historias y secundarios/villanos, se mezclan o incluso se crea algo nuevo. Ese enfoque no era posible en "Watchmen" porque hay una única historia y unos personajes debatidos e idolatrados hasta el infinito. Sam Raimi decidió que el fluido arácnido de Spiderman fuese creado por su propio cuerpo (el de Spidey, no el de Raimi ;p). Una dislocación del original más acorde con la actualidad que el inocente momento en que se concibió como válido que un brillante estudiante de 17 años desarrollara la fórmula del súperfluido. Hubo algún revuelo al respecto pero nada fuera de lo normal. No quiero ni pensar qué habría pasado si a Zack Snyder le llega a dar por hacer al Doctor Manhattan, yo qué sé... ¿rojo? Salvados los escollos propios de enfrentarse a (la ira irracional de) los fans, hablemos de la adaptación en sí.


El formato por el que "Watchmen" es más conocida es un tomo de casi 400 páginas, pero originalmente fue publicada en 12 números de 32 páginas. Como comenté en la entrada anterior (¡más autoenlaces!^^), esta estructura ya me habría convencido para pensar que la mejor forma de adaptar la novela era una serie (americana ;p) de 12 capítulos de 40 y pico minutos; pero los productores siempre tuvieron en mente una película, con la consiguiente dificultad para ser fiel a la novela gráfica original. Por eso no es de extrañar que varias veces se haya intentado llevar a la gran pantalla y el proyecto haya fracasado... hasta ahora.



"Watchmen" nos cuenta una historia compleja y ambiciosa, que mezcla elementos de la guerra fría con la decadencia de los superhéroes -llevada por primera vez a su máxima expresión en esta obra-. Por estos motivos, la elección del director creó polémica. Zack Snyder acababa de saltar a la fama tras dirigir "300", con la que demostró un excelente gusto estético y un tratamiento ensalzador de la violencia, pero era una película cuya historia no presentaba (por su linealidad) las dificultades narrativas a las que debería enfrentarse en "Watchmen". Es decir, que el fandom se estaba alterando y hacía sonar las alarmas porque sí, como tantas veces ha hecho y otras tantas hará. La película brilla en los apartados técnicos; cada plano es una pequeña virguería retro-kitsch, prácticamente calcado a las viñetas del comic, y la secuencia inicial de créditos es una delicia. Tal vez podría haberse mejorado el maquillaje usado para envejecer a algún personaje (el Comediante o Espectro de Seda I) o imitar a otros (Nixon, especialmente), ya que parecen sacados de algún programa televisivo de sátira política. Aunque lo de Nixon es tan cutre que da la impresión de haber sido hecho a propósito. De todas formas, es una nimiedad que no desmerece el gran nivel del conjunto.



Las escenas de acción han ganado en espectacularidad respecto al original en papel (obvio) pero, igual que ocurría en "300", hay un cierto abuso del bullet-time (cámara lenta) que ha irritado a más de un espectador -entre los que no me encuentro-. Del original sí se ha respetado totalmente el tratamiento visual, hasta el punto de que se pueden encontrar viñetas y fotogramas idénticos. Algunos críticos ven esto como un problema que ya se discutió cuando adaptaron la mencionada "300" o "Sin City": que el cómic tiene un lenguaje propio, diferente al del cine -aunque cada vez el diálogo e influencia entre ambos soportes sea mayor-. No seré yo quien ponga límites a ninguna de las dos formas de expresión ya que, en su justa medida, ambas pueden verse beneficiadas de las virtudes del otro. ¿Qué otro motivo hay para que los guiones originales parezcan escasear y abunden las adaptaciones de libros y comics?


Dejando a un lado los aspectos técnicos, entramos en lo que de verdad importa: ¿de qué va ''Watchmen"? La historia habla de una realidad en la que la existencia de superhéroes es un hecho. No son superhéroes al uso, como Superman o Spiderman, se trata de gente normal y corriente que, unidos o en solitario, ocultan su identidad bajo máscaras y combaten el crimen. Tras presentar un contexto histórico-político y coquetear con la ficción histórica en los créditos de apertura (la muerte de Kennedy a manos de un enmascarado), la acción avanza hasta 1985 y nos muestra el asesinato de un hombre que es identificado como un mítico superhéroe enmascarado, el Comediante (magnífico Jeffrey Dean Morgan). Un antiguo compañero de batallas, el enigmático y peligroso Rorschach (también excelente Jackie Earle Haley), investigará el crimen y advertirá al resto de enmascarados de que todos corren peligro... El comic tiene 400 páginas, ¿recordáis? ¿En una sola película? La respuesta es sí: una película de 165 minutos. Con todo, el resumen de arriba no es más que la trama principal del comic. Han quedado fuera líneas argumentales secundarias completas y otras se han simplificado para que encajen con la principal.


Cuando comencé a leer "Watchmen", los episodios del comic de piratas me resultaban un engorro, así que me alegré al saber que era lo primero que se había descartado de cara al montaje en salas. De todas formas, ya se ha anunciado un director's cut en el que se incluirá todo lo que ha quedado fuera en la sala de montaje -que por lo visto es bastante-, lo que inevitablemente me lleva a preguntarme qué sentido tiene verla ahora... pero eso es otro tema muy distinto. Todo esto es subjetivo, claro: nunca sabré agradecer lo bastante a Peter Jackson que fusilara a Tom Bombadil de la adaptación de "El señor de los anillos"; otros lo lamentaron. Supongo que aquí ocurre lo mismo.



Durante los 165 minutos de metraje, la acción avanza y retrocede en el tiempo para explicarnos las circunstancias de los superhéroes relacionados con el Comediante. Nos cuentan que se retiraron debido a un acta oficial que condenaba sus actos, que ellos son la segunda generación de superhéroes, cómo aceptan que ya no lo son y si lo echan de menos o no, etc. He leído en foros que el montaje elegido para narrarlo (flashbacks, flashforwars) hace que "Memento" parezca lineal. Es un comentario un poco exagerado, la verdad... no creo que en ningún instante el espectador dude lo más mínimo de si ve un momento pasado o presente y el por qué se le muestra algo ("Perdidos" ha sido un buen entrenamiento para eso ;p). Lo que sí es cierto es que unos personajes están mejor desarrollados que otros y, especialmente en el tramo final, eso se nota. La película ha sabido plasmar con fidelidad la ira de Rorscharch, la crueldad del Comediante y la enajenación que supone el poder cuasi divino del Doctor Manhattan (Billy Crudup). El Búho Nocturno (Patrick Wilson) y Espectro de Seda (Malin Akerman) tienen momentos buenos y no tan buenos; finalmente, Ozimandias (Mathew Goode) se lleva la peor parte: desarrollo pobre y elección del actor muy cuestionable -en su momento se habló de Jude Law-.


Si algo debe quedar claro es que "Watchmen" no es una película de acción. Aunque a muchos pueda pareceros algo obvio, a los ajenos al mundo del cómic ese cartel con supertipos en mallas les despista bastante. Es una película de personajes (motivaciones, aceptación, resignación), reflexiva y con mensaje. Claro que hay acción, pero al servicio del argumento y no al revés. En su tramo central el ritmo decae un poco; es algo que suele ocurrir en casi todas las películas, pero es que al durar 165 minutos la percepción que tenemos en este caso es mayor. Posiblemente, tan dilatado metraje sea el punto más negativo de la película -da más pereza verla, las salas dan menos pases y en proporción recaudan menos-. Cuando la historia llega a su fin y reconstruyes mentalmente todo el argumento, no puedes evitar preguntarte si de verdad era necesario tanto tiempo para contar esta historia. En ese sentido, factores como la fidelidad casi exacta a los textos de las viñetas originales juegan un papel determinante.



Como último apunte, quiero mencionar la banda sonora. Tiene regusto a los setenta y ochenta, para ambientar mejor aquello que cuenta. Evidentemente, la conexión con las canciones dependerá de los gustos de cada uno; los que leyeron el comic cuando fue publicado por primera vez probablemente serán los que más la disfruten. Mi tema favorito de todo el repertorio es "All along the Watchower" (gracias a "Battlestar Galactica", por cierto) y, aunque en el comic citan a Dylan, aquí han puesto la versión de Hendrix, que mola más ;p (aunque la secuencia que acompaña no casa lo más mínimo con la canción...).


Zack Snyder no será recordado por remover los cimientos del cine como en su día hizo el guión de Alan Moore con los del comic. Eso no significa que haya fracasado en su intento: ha adaptado satisfactoriamente la obra inadaptable a la gran pantalla, que es más de lo que otros pueden decir. Ser fiel al comic original era el primer obstáculo a superar. El segundo, y el más relevante para este comentario, era hacer una buena película. "Watchmen" es muy recomendable y, además, representa una mirada fresca y transgresora para el cada vez más respetado género superheroico.


9 de marzo de 2009

Off-topic de "El lector": de la página al fotograma


Esta entrada debería estar dedicada a la crítica de "El lector", la última incursión en la pantalla grande de Stephen Daldry...pero no va a ser así. Es una película sobre la que es difícil hablar sin destripar -aunque sea sin querer- algún dato relevante de su argumento. De hecho, creo que es difícil hablar sobre ella en cualquier término. En su lugar encontraréis, mis amados y fieles cuatro lectores, una de mis (cada vez más abundantes) pajas mentales. Esta vez la cosa va sobre adaptaciones literarias y...¡leed, que seguro que os interesa! ;>



La ley del lupanar (es feo autoenlazarse, lo sé ;p) hablaba de la corrupción a la que se ve sometido todo producto en cuanto genera dinero. Quizá me contradiga, pero si Hollywood pica a mi puerta y me ofrece dos millones de dólares (o uno, que estamos en crisis ;p) por cualquiera de mis tratamientos de guión, no me lo pensaría mucho. Si luego sale un "Eragon", pues qué vamos a hacerle... al menos tendría piso, coche y un colchón de billetes. Claro que yo soy un muerto de hambre; si estuviese tan forrado como, no sé, J.K. Rowling, supongo que sería un poco excéntrico al respecto.


Todo este rollo surge tras haber visto "El lector". Es una adaptación de una obra literaria y, por desgracia, creo que se nota. Los escritores que venden los derechos de sus obras no suelen quedar satisfechos con la película resultante. Chuck Palahniuk, con su "El club de la lucha" sería una excepción; el autor aseguró sentirse avergonzado del libro tras ver la película. Para adaptar "El señor de los anillos" se tomaron la molestia de filmar tres pelis de tres horas; con todo, hubo gente descontenta: que si no está Tom Bombadil, que si los elfos no sé qué... Al adaptar una novela se pierden unos elementos y se alteran otros, así que como norma general solemos contentarnos con que se respete su "esencia". En ese sentido, la primera temporada de "Heroes" sería una gran adaptación del concepto de los mutantes de Marvel, ya que contiene toda su "esencia" pero se supone que, en cuanto a derechos se refiere, no tienen nada que ver... pese a que el plagio/homenaje sea más que evidente. Pero ¿es suficiente con la esencia?


Vuelvo a la película de Daldry. En ella, un chico de quince años inicia una relación sexual (quizá incluso amorosa) con una mujer que le dobla la edad y un poquito más. Él es reservado y ella es hosca e imprevisible; vamos, que no hablan mucho. Como he comentado, no he leido el libro, pero me aventuro a hipotetizar que ahí su relación era más comprensible. No quiero desmerecer el trabajo de ninguno de los dos actores -Kate Winslet ha ganado un Oscar por él-, pero puedo asegurar que no llegué a comprenderles del todo en ningún momento. En mi opinión, faltaba desarrollo en momentos cruciales.



Novela y película son dos medios distintos, con sus virtudes y sus carencias. ¿Hasta qué punto es posible (¿fiel?) una adaptación? ¿Qué obras impiden, por su propia naturaleza, su traslación a la pantalla? El año pasado estrenaron "Babylon A.D.", interpretada por Vin Diesel y dirigida por Mathieu Kassovitz. Era una adaptación de la novela de ciencia ficción "Babylon babies". Sus 700 páginas, su complejidad argumental, la elección del actor y la limitación de la barrera comercial de las dos horas hicieron caer casi todas las tramas secundarias y modificar la principal, quedando finalmente solo la "esencia" de la novela. En un ejercicio de coherencia inusual, decidieron admitir que lo que hacían era una versión libre de la novela y modificaron el título de la película (sin referencias al libro en el cartel) para no confundir al espectador.


Otro ejemplo relacionado con este tema es la adaptación de "El juego de Ender". Había caído en manos de Wolfgang Petersen ("Troya") pero Orson Scott Card, el autor de la novela, ha preferido dar carpetazo al proyecto (una vez más) debido a diferencias irreconciliables con el director. Según él, había aspectos que no se trataban adecuadamente; lo que él concibió casi como una (estupenda) novela psicológica, quería trasladarse a la pantalla como un vehículo de explosiones y palomitas. Por mi parte, no lo lamento: prefiero no ver jamás esa adaptación a ver algo mediocre, inconsistente o incompleto.



Siendo literatura y cine, pues, dos lenguajes tan distintos, me pregunto qué lleva a directores y guionistas a embarcarse constantemente en proyectos complejos que, de antemano, ya premonizan dificultades o carencias. Actualmente vivimos un nuevo apogeo de las series de televisión. Americanas, por supuesto… ¡que nadie mente a Resines&co.!;p). Es un medio que permite, por su naturaleza episódica y su dilatación en el tiempo, narrar historias más densas y profundizar con más paciencia en la psique de los personajes. Hace ya bastantes años pudimos disfrutar de las adaptaciones de "Shögun" o de "Norte y Sur" (por citar alguna). Y los ingleses están más que familiarizados con su propia literatura gracias a las estupendas series de corte clásico de la BBC.


Toda esta reflexión no lleva a ninguna parte, que cada cual haga lo que quiera con el material literario que ha adquirido legítimamente. Tampoco pretendo decir entre líneas que al cine solo deberían adaptarse obras "simples"; dos horas dan para mucho si se saben aprovechar. Sí que intento decir que las series de televisión, dado el actual esmero con que se producen y el creciente interés que despiertan en actores y directores unánimemente respetados en cine o teatro, deberían ser tenidas más en cuenta no como una alternativa si no como el vehículo más apropiado para narrar ciertas historias... y no como el hermano pobre del cine, precisamente. Ya no.


1 de marzo de 2009

Videojuegos: "Street Fighter IV"

1991. Los salones recreativos de todo el mundo se colapsan y reciben al recién nacido casi como a un profeta. Es el mejor. Algunos se preguntan: "¿Dos? Pero... ¿existe la primera parte?" Street Fighter II había entrado en nuestras vidas; no sabíamos que también en nuestros corazones.


Dieciocho años después se ha hecho mayor de edad. Ahora está preparado para arrasar con las nuevas plataformas y demostrar que el paso del tiempo solo afecta a los mediocres. Street Fighter IV está aquí para quedarse. En estas casi dos décadas, sin embargo, la saga no nos ha dejado huérfanos de la mejor lucha bidimensional: Super SF II, SF Alpha, SF III Ird Strike, SF EX Plus Alpha, Campcom vs. SNK...todos ellos imprescindibles de una u otra forma e innovadores sin dejar de ser clásicos.


Street Fighter IV es una vuelta a los orígenes que combina y actualiza todas las innovaciones que la saga ha ido incorporando en su sistema de combate 2D. Tal vez no sea el más impresionante en el apartado gráfico -ahí están Tekken, Dead or Alive o Soul Calibur-; pero todos ellos fracasan donde SF IV triunfa, lo más importante de todo: jugabilidad.



La semana pasada, Delphox, Reaver y yo nos reunimos para probarlo en modo versus. Dejando al margen la soberana paliza que nos dio Delphox (¡¡venganza!!;p), fue como tener 15 años otra vez. En realidad, siempre se trató de eso... Las primeras partidas sirvieron para ver lo bonitos que son los nuevos luchadores, bla, bla, bla. Tras fingir que eso nos importaba, fuimos a lo serio: Ryu vs Ken. Y fue genial, simplemente. Como siempre.


No voy a analizar los aspectos técnicos del juego, para eso ya están las revistas especializadas que le han dado un (merecido) 95 de nota global. Tan solo quería reseñar un juegazo que, si bien no hará que me compre una consola -caerá para PC, eso sí ;p-, sí me ha devuelto una diversión e ilusión que creía perdidas. ¡Larga vida a Street Fighter!