14 de diciembre de 2008

Cine: "My Blueberry Nights"


El maestro hongkonés Wong Kar Wai, en cuya filmografía hallamos piezas de indudable valor artístico, moral y ético como "In the mood for love" o "2046", nos deleita nuevamente con otra obra capital para comprender la grandeza del séptimo arte, la complejidad y entresijos del alma humana y… de la vida en general.

Qué chorrada de película, en serio. Cuando quieren venderte excremento envuelto en papel de celofán tienes tres opciones (creo). La primera es ponerte unas gafas de pasta y autoengañarte para convencerte de que lo que hay escrito en el párrafo superior es una verdad universal; la segunda es agobiarte y pasar un mal rato; y la tercera es desconectar e intentar ver los pros y contras del asunto, que no todo tiene por qué ser horrible.

Para "My Blueberry Nights" he optado por la tercera opción ya que sospecho que es la única con la que no te estallan las neuronas... Los pros: Rachel Weisz está como un queso. ¿Muy machista? Bueeeno, Jude Law está más rico que el pan Bimbo con Nocilla...o no, que sale así como sudado y guarrete y eso sé que no os pone a todas ;> Vale, si me esfuerzo un poco más os diré que el casting es muy acertado y están todos bastante correctos. Y ya está, os diría que la paleta cromática está muy conseguida pero sé que eso a la mayoría os resbala. Así que vamos a por lo malo.


La historia es simple y bastante tonta (si os la cuento, creo que me cargo el poco interés que pueda tener su visionado). Sin destripar nada, puedo contaros que hay varias historias que están presentadas en forma de semi road movie; la forma en que están ligadas es bastante gratuita y da la impresión de que la película podría durar eternamente añadiendo más personajes y localizaciones. Si no importa dónde está la protagonista (la cantante Norah Jones) ni de qué trabaja, pues lo hacemos más sencillo:¿necesitamos una historia de una jugadora de póker? Pues hacemos que la protagonista trabaje de camarera en un casino... y así se van atando las tramas -casualmente, es la parte del film con más ritmo y gancho-. Para colmo, el autor se pasa las sutilezas por el forro: nos explican las metáforas verbalmente, tal cual (las llaves, las puertas, el ''dejar marchar"). Si a esta película le quitas el que te hagan pensar... ¿qué te queda?


Tengo un desprecio profundo por esos personajes que hacen cosas extrañísimas en pantalla pero que intentan que les veas como gente sensible, diferente y especial. ¿Quién no ha trabajado en un bar y ha pasado una agradable velada viendo las grabaciones de la cámara de seguridad, llorando al ver el devenir de las miserias de las vidas ajenas que deambulan ante nosotros sin que nos percatemos de ello? Es igual, olvidadlo… Por último, hay un uso constante de grano en la imagen y falta de fotogramas que entrecortan el movimiento. Que sí, que alguien me contará que es una metáfora de algo...pero es que a estas alturas creo que ya me da bastante igual.

En realidad no es TAN terrible (aunque algo lo es). He visto películas mucho peores y no he sido tan duro, pero solo es porque esas otras películas no eran tan deliberadamente pedantes, pretenciosas y en apariencia profundas (por ello mismo vacías) como esta "My Blueberry Nights".

PD: No, qué va, no me gusta Rachel Weisz... n_n

11 de diciembre de 2008

El "efecto Dorne" ("Crear, ver y leer: en coña pero muy en serio", parte XI)

A los personajes secundarios se les llama así por algo. El autor no tiene -no debe- por qué explicar cada detalle, acción y trauma de TODOS y cada uno de los personajes. Si hace eso, la obra se eterniza y, aunque lo haga maravillosamente bien, el público se echa a temblar cada vez que aparece un personaje nuevo en la trama. Eso sucede porque, al inicio de la obra, se presentan a unos personajes sobre los que el público acabará proyectando sus deseos, frustraciones y expectativas. Hasta cierto punto, esos protagonistas acabarán importando a un público que querrá saber más de ellos. Ahí es donde las tramas de los secundarios empiezan a molestar, porque el tiempo que se les dedica a ellos es tiempo que no se dedica a (o que atrasa el de) los protagonistas.


Por ejemplo, al inicio de "Lost" se nos cuenta que el avión estrellado ha dejado 42 supervivientes. De estos 42, unos 12 son protagonistas, seis u ocho son secundarios y el resto es como si no existieran. A esos seis u ocho secundarios habituales a veces se les dedica un capítulo, como a Rose y Bernard...¿A quién coño le importan Rose y Bernard? Y eso por no hablar de Nikki y Paulo...

Hurley: "Oh, man... Nikki's dead...".

Sawyer: "Who the hell is Nikki?!" ;p

Creo que es un guiño genial de los autores (guionistas) a su público más fiel; que a menudo se pregunta dónde se meten el resto de pasajeros durante los capítulos.


"Dorne", además de servir de nombre a esta teoría, es uno de los emplazamientos de la gran saga literaria "La canción de hielo y fuego", de George R.R. Martin. Eso significa que, desde ya, declaro que he tomado su nombre desde el cariño y, sobre todo, el máximo respeto.Martin concibió inicialmente su obra para ser narrada en tres (gruesos) volúmenes. Sin embargo, en la actualidad estamos a la espera de que publique el quinto -la historia se completará con el séptimo volumen-. Leer a este autor es una gozada, pero ¿en qué momento tu historia se descontrola tanto que duplica su tamaño inicial? En el momento en que empiezas a contarlo TODO, incluso hablar de la vida y milagros de los secundarios. Dorne es un reino que da profundidad y verismo a la obra pero que, narrativamente, está(ba) apartado de la trama de los protagonistas. Actualmente estamos conociendo en detalle los devaneos de los habitantes de Dorne. Quizá Dorne acabe jugando un papel crucial en el final de la historia; en ese caso, pues vale... No es que eso no importe al público, pero...¿algún día se dará el salto temporal que convertirá a los protagonistas niños en adultos? Esa es la expectativa que creó la historia al principio y que se vio frustrada por la inclusión de detalles de personajes secundarios. Bienvenidos al "efecto Dorne" ;p


Otra autora que me fascina es Anne Rice. De cualquier secundario te saca un spin-off merecedor (según ella) de libro propio. Lo siguiente son los cross-overs entre sus propios personajes. Ya cansa. La solución a cualquiera de las variantes del "efecto Dorne" es casi idéntica a la de la teoría de las relaciones interpersonales: cuenta lo que quieras contar sin alargarte en detalles innecesarios. Probablemente la cohesión de la obra lo agradezca.

Ver "Índice e Introducción de teorías"


Teoría de la muerte de los personajes ("Crear, ver y leer: en coña pero muy en serio", parte X)

Si la ficción tiende a ser una exageración de la vida real y en la vida real muere gente, no es de extrañar que en la ficción se muera "más y mejor". Incluso en la historia más cotidiana de gente de barrio, si le das el tiempo suficiente, se acaba generando alguna línea argumental de thriller con muertos de por medio -que suelen ser lamentables, por cierto; p-.


Las muertes pueden darse por causas naturales: "se ha muerto de viejo". Pero eso no le interesa a nadie, es vulgar y aburrido. Así que no hablamos de morir, hablamos de matar. En las obras se mata a personajes por razones narrativas de peso. Voy a pasar totalmente por alto la rama de ficción fantástica (superhéroes y demás) en la que la existencia de la resurrección (mediante poderes sobrenaturales u objetos mágicos como las bolas de dragón, etc) hace que el público no se tome en serio la muerte de un personaje. Voy a considerar solo las muertes irreversibles.



Una muerte se usa, casi siempre, para que un personaje de la historia evolucione o para que la trama de la obra avance. Realmente son la misma consecuencia ya que, cuando un personaje muere, la trama avanza gracias a que esa muerte deja un vacío físico y emocional en la obra que los demás personajes deben ocupar, superar...es decir, que al tratar emocionalmente con esa muerte evolucionan. En la saga "Harry Potter", Harry entra a tortazos en el mundo adulto al enfrentarse a la realidad de la muerte irreversible de su padrino Sirius -muerte que no tiene mucho valor en sí misma-. En "La Canción de Hielo y Fuego", LA muerte del primer volumen es toda una declaración de intenciones que advierte al público de por dónde irán los tiros en la obra y afecta de modo directo a la mitad del plantel de personajes.


En último lugar, conviene recordar que hay personajes intocables. Obviamente, en "Harry Potter", "Spiderman" o "House" no se puede matar a Harry Potter, a Spiderman ni a House, más que nada porque son los protagonistas y la obra lleva su nombre por título. También hay personajes intocables porque el público los adora y, si les pasa algo -el autor los mata-, son capaces de renegar de la obra entera; consideran esa muerte un salto del tiburón en toda regla. La excepción es querer dar un final a la historia y matar al protagonista al final ("Cowboy Bebop") pues su muerte ES el final y se veta la posibilidad de una continuación.


La excepción de la excepción la dicta la ley del lupanar, porque si el autor -en este caso creo que conviene ser más específico: el editor o productor- detecta que una nueva incursión en la obra/franquicia llenará sus arcas de nuevo, cualquier excusa será buena para hacerlo. Por ejemplo, "Alien 3" es mala pero el final era muy digno, tanto para la saga como para el personaje de la teniente Ripley. Ella moría y, junto con ella, la reina alien... Puedo verlo, debió de ser algo así:

"¡¿Qué?! ¿Que la última encuesta de personajes favoritos dice que el público aún se acuerda de Ripley? ¿Seis años después? Pues nada, la resucitamos... Cómo podría ser... ¡Ya lo tengo! Antes de saltar, cuando la reina alien le revienta el pecho, salta sangre, ¿no? ¡Pues unos científicos encuentran la sangre y la clonan! Ale, ya tenemos tratamiento de guión... ¡Llámate a Sigourney que vamos a forrarnos!^^".

Ver "Índice e Introducción de teorías"

10 de diciembre de 2008

Cine: "Crepúsculo"

En primer lugar, no he leído ninguno de los libros en que se basa la película. En segundo lugar, no tengo ninguna intención de hacerlo en vista de las opiniones (fiables) que me han dado al respecto -aunque finalmente ya se verá-. En tercer lugar, esas mismas opiniones dejan al primer libro como una obra decente; muy superior al resto de entregas. Por último, esto es una adaptación y no tengo por qué haber leído los libros para entender la trama y disfrutar de su visionado; en caso contrario, sería, de entrada, una mala adaptación (como las dos últimas de Harry Potter).


Espero que lo arriba citado sirva para excusar a esta (por todo lo demás) estimable película de su punto débil más evidente: su premisa inicial. A Bella le pone Edward porque sí y a Edward le pone Bella también porque sí. Se aman incondicionalmente, le pese a quién le pese. Hasta aquí bien. Lo malo es que ella es una chica de diecisiete años y él es un vampiro de cien (con apariencia de diecisiete, claro, que si no la atmósfera angsty-teen no funciona). Lo de Bella me lo podría creer: ha conocido a un vampiro interesante y misterioso que, además, está bueno (a eso voy luego ;p) y le presta atenciones. ¡Mola! ¿No? Pero...¿él qué le ve a Bella? Al principio de la peli parece una chica reflexiva y madura (con un par), pero avanza el metraje y se va volviendo cada vez más pava, la típica "chica en peligro". Esto está expuesto casi como una suspensión de credibilidad: en Star Wars existe la fuerza y los sables láser; en Matrix vuelan y detienen balas; y en Crepúsculo los vampiros de cien años se enamoran de adolescentes.



Superado el bache, nos encontramos con una película entretenida y correctamente dirigida. De hecho, los primeros minutos presagian un producto de calidad: Bella correcta; Jake, un encanto; presentación del instituto, interesante...hasta que sale Edward. ¿Dónde ha aprendido a actuar este chico? No es que ella sea la bomba, pero al lado de Edward parece Meryl Streep. Las lentillas que todos llevan hacen mucha pupa (Bella también, en realidad tiene los ojos claros), porque la pupila no se mueve y anula por completo la expresividad de la mirada. ¿Y quién ha dicho que él es guapo? Se supone que es un vampiro cuyo atractivo le hace parecer casi un dios; y este chico...pues como que no. ¿Y los peinados? A los de estilismo les podrían haber dado menos manga ancha; el rubio de Jasper y Carlisle es sencillamente espantoso.


Luego, algunos efectos son más propios de películas asiáticas de los setenta que de una producción americana del siglo XXI...pero esto no es importante: funcionan, la historia no se beneficia pero tampoco se resiente, y asumo que el presupuesto de la película no debe ser para echar cohetes. Eso sí, ¡¡¡que alguien me explique porque no sale ni un solo colmillo en una película de vampiros!!! Aunque a nivel de producción parezca un buen piloto de una serie de televisión o un telefilme de domingo, insisto en que la historia tampoco lo requiere.


La conclusión es que "Crepúsculo" es lo que es: una película que estaban casi obligados a hacer; la demanda del fandom era alta y las entradas estaban vendidas antes incluso de escoger directora. Este tipo de productos ("adaptaciones de", ya me entendéis) acostumbran a ser, hablando claro y mal, una mierda. Fui a verla con esa idea en mente y me llevé una grata sorpresa: a excepción de la premisa de amor incondicional e irracional (original del libro), "Crepúsculo" es una película muy digna con la que pasaréis un buen rato.


1 de diciembre de 2008

Cine: "007 Quantum of Solace"

"Casino Royale" (Martin Campbell, 2006) marcó un punto de inflexión en la saga del agente 007. Para empezar, un nuevo actor encarnaba a James Bond y, para sorpresa de muchos, fue una excelente elección: Daniel Craig dio a su papel el físico y la profundidad que la revisitación requería. También supuso un nuevo enfoque, más realista y contundente, que lo alejaba de la autoparodia en la que se estaba convirtiendo el personaje (y lo acercaba peligrosamente a la encarnación de Roger Moore). En definitiva, "Casino Royale" sentó un precedente que ponía el listón muy alto.


Listón con el que "Quantum of Solace" se estampa y se deja los dientes. La elección del director, Marc Forster, no presagiaba nada bueno. En su haber se encuentran estimables películas como “Monster’s Ball”, “Buscando Nunca Jamás” o “Más extraño que la ficción”. Cuánta acción, ¿verdad?;p En cuanto a la historia en sí, es una secuela en toda regla y arranca justo después de lo acontecido en "Casino", cuando Bond abate de un disparo en la pierna a Mr. White. Intentando averiguar para quién trabaja White, llega hasta una poderosa organización criminal cuyos tentáculos se extienden por todo el planeta que se llama...¡¡¡Spectra!!! Ja, ja, què va, eso hubiera sido genial. Se llama Quantum, pero a mí no me la dan, seguro que en alguna de las entregas posteriores se cambian de nombre ;p Otro dato de interés es que Bond debe decidirse entre si Vesper era un zorrón de tres al cuarto y pasar de todo o si ella en realidad le quería y... ¡vengarse! Puede sonar tonto, pero la película lo expone de forma parecida.


Tras un villano como Le Chiffre, se intentaba repetir la esencia del tipo corriente pero peligroso con Dominic Greene (Mathieu Amalric). El director le dio una orden directa: "tus ojos son tu mejor arma". Amalric acató la orden. Visto el resultado, supongo que ambos sobreestimaron el poder amenazador de esos ojazos de rana. En cambio, Craig está estupendo. Sus frasecillas son lo mejor de la película (puede permitirse competir con House para el puesto de "cabroncete más chistoso" ;p). Este Bond está siendo todo un descubrimiento y, si la introspección personal que prometía "Casino" no se consigue, no será por culpa del actor. Judi Dench, como M, es sólida sin dejar de ser cercana. La relación entre ambos es lo más interesante que ocurre en "Quantum of Solace". Olga Kurylenko (Camille) sigue el patrón marcado por Eva Green (Vesper Lynd) y construye un personaje fuerte que se enfrenta a la adversidad de un modo parecido a Bond, con quien cooperará de igual a igual. Gemma Arterton (agente Fields) parece tonta y se comporta como si lo fuera, pero bueno... el papel de "segunda chica Bond" nunca ha sido muy agradecido.


La especialidad de Forster es, por su bagaje, el rodaje de escenas más bien intimistas, ¿no? Pues no. La película a ratos se hace aburrida... cosa totalmente imperdonable, y en los momentos en los que por fin está pasando algo valioso (es decir, que entramos en la psique de Bond), ocurre cualquier chorrada que genera una ensalada de tiros que carece de cualquier interés. ¡La acción se duplica en esta entrega! ¿Y eso es bueno? Las escenas de acción están muy conseguidas, eso sí, pero se parecen sospechosamente a las de...la saga Bourne. ¡Ala, qué coincidencia, si han contratado al mismo coreógrafo que en Bourne!! Hay escenas calcadas de esa gran trilogía de acción y suspense. Y no es solo en las escenas de acción: el tono general de la película bebe del éxito del agente amnésico interpretado por Matt Damon. De hecho, cuando "Quantum of Solace" es mala, parece una película de James Bond; cuando es buena, estamos viendo una sombra de Jason Bourne. No hace falta que diga más.


Justita, justita...


PD: Esta vez, ni siquiera los títulos de crédito ni la canción que los acompaña valen la pena... A quienes la hayáis visto, os veo en los comentarios.